Andrew Ross Sorkin y Michael J. De La Merced

Algunas de las propuestas del multimillonario no desentonarían con las de sus rivales presidenciales más progresistas. Michael R. Bloomberg está proponiendo medidas enérgicas en contra de la industria en la que hizo su nombre y su fortuna.

El martes, el ex alcalde de Nueva York y candidato presidencial demócrata anunció un ambicioso plan de política financiera que incluye la imposición de impuestos a las transacciones financieras y restricciones más duras a las prácticas bancarias riesgosas.

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Si consideramos los cercanos vínculos personales del multimillonario con los poderosos de Wall Street, tal vez su propuesta más sorpresiva sea un plan para que el Departamento de Justicia cree un equipo dedicado a combatir los crímenes corporativos “incentivando a los fiscales a perseguir a los individuos, no solo a las corporaciones, para imponerles infracciones”.

“El sistema financiero no está funcionando como debería para la mayoría de los estadounidenses”, mencionó Bloomberg en un comunicado. “El mercado bursátil ha alcanzado un máximo histórico, pero casi todas las ganancias van a un puñado de personas”.

RECHAZO A AFIRMACIONES

El plan de Bloomberg parece repudiar posturas que él mismo ha adoptado respecto a la vigilancia financiera a lo largo de los años, cuando a menudo argumentó que las reglas que buscaban reformar Wall Street eran malas para la economía.

Las nuevas propuestas sugieren qué tan a la izquierda han sentido que deben desviarse los candidatos presidenciales demócratas considerados moderados. Esto es especialmente notable en Bloomberg, otrora operador de Salomon Brothers cuya fortuna estimada en 63.000 millones de dólares provino de la venta de datos a Wall Street.

En el 2010, por ejemplo, Bloomberg instó a los legisladores demócratas a no ser demasiado duros con los bancos, y criticó la llamada regla Volcker, la cual impedía que los bancos realizaran operaciones riesgosas para su propio beneficio con el dinero de los clientes. Bloomberg dijo que las nuevas restricciones propuestas tenían “poca visión de futuro” y que podían reducir los empleos para la clase media.

Una vocera de la campaña de Bloomberg rechazó las afirmaciones de que este hubiera cambiado de forma radical su postura. “El contexto es importante”, señaló. Cuando se presentó la regla Volcker, “Mike dudaba de la capacidad de los reguladores para detectar las intenciones de los operadores”, que era la manera en que la ley exigía que los reguladores juzgaran las inversiones, agregó. El nuevo plan de Bloomberg se enfocaría “en el resultado de las operaciones especulativas –las grandes ganancias y pérdidas– en vez de en las intenciones de los operadores”.

CAMBIO DE RUMBO

Algunas de las otras opiniones de Bloomberg sobre las regulaciones financieras han sido criticadas en días recientes. Bloomberg ha tenido que defender comentarios que hizo en el 2008 en los que relacionaba la crisis financiera con el fin de la práctica discriminatoria de los bancos de dificultar más los préstamos de dinero para la compra de casas a la gente de color, conocida en inglés como “redlining”.

En el 2011, Bloomberg declaró: “Los bancos no crearon la crisis hipotecaria. Simple y sencillamente fue el Congreso el culpable por obligar a todo el mundo a otorgar hipotecas a la gente que vivía al límite”. Sin embargo, ahora que busca impulsarse como la opción para los demócratas moderados en la carrera para el 2020, Bloomberg ha cambiado de rumbo.

Como parte de su plan para Wall Street, actualmente está a favor de un impuesto del 0,1% a todas las transacciones financieras, una postura que comparte con otros candidatos como Sanders, Warren y Pete Buttigieg, al igual que con la representante Alexandria Ocasio-Cortez. El año pasado, Ocasio-Cortez copropuso un proyecto de ley en la Cámara de Representantes que planteaba ese impuesto.

El cargo adicional a las operaciones, el cual tiene como objetivo recaudar dinero para pagar programas sociales como la expansión de la cobertura médica, ha recibido críticas categóricas del tipo de grupos en pro de los negocios con los que Bloomberg había simpatizado toda la vida, como la Cámara de Comercio de Estados Unidos.

No obstante, la vocera de la campaña de Bloomberg argumentó que ese impuesto “es un mecanismo efectivo y relativamente indoloro para obtener una mayor recaudación impositiva de los ricos”, y citó su uso en el Reino Unido y Hong Kong. Un análisis que divulgó en el 2018 el Comité Conjunto de Impuestos estimó que un impuesto como el que propone Bloomberg recaudaría 777.000 millones de dólares a lo largo de diez años, aunque con mucha incertidumbre en torno “a la reducción en la cantidad de transacciones a causa del impuesto”. Cualquier caída en las operaciones probablemente sería malo para Bloomberg L.P., una empresa que brinda información a los inversionistas y les ayuda a organizar la compra y venta de valores.

PRUEBAS MÁS SEVERAS

Buena parte del plan de Bloomberg es un esfuerzo por apuntalar o recuperar elementos de la ley Dodd-Frank del 2010 que se revocaron o se redujeron bajo el mandato del presidente Trump, como sucedió con la regla Volcker. Por ejemplo, Bloomberg propone que las pruebas de resistencia bancaria sean más severas y reincorporar el requisito de producir “testamentos vitales”, documentos complejos que detallan la forma en que los bancos podrían revertir sus operaciones en una bancarrota.

En otras partes de su plan, Bloomberg asegura que fusionaría Fannie Mae y Freddie Mac, dos importantes agencias hipotecarias del gobierno. Según el plan, Bloomberg fortalecería las protecciones al consumidor que regulan los préstamos de día de pago y a los asesores financieros, y también le otorgaría a la Oficina de Protección Financiera del Consumidor la responsabilidad de vigilar los préstamos para la compra de autos y los informes de crédito. Los contrayentes de préstamos estudiantiles en automático serían inscritos en planes de pago basados en el ingreso, con pagos limitados al 5% del ingreso disponible.

Es probable que los críticos progresistas arguyan que las propuestas de Bloomberg son superficiales. Algunos demócratas han propuesto un impuesto a la riqueza, mientras que Warren ha sugerido una reforma completa de la industria del capital privado y Sanders quiere escindir los grandes bancos.

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