Peter Eavis and Guilbert Gates

Después de un año terrible para el mercado bursátil, lo cual sorprendió a todos, los inversionistas están buscando pistas para saber qué traerá el 2019.

La economía todavía va por buen camino, pero no parece ser tan sólida como lo fue alguna vez. La guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue en proceso y los gigantes tecnológicos que dominan el mercado bursátil enfrentan un escrutinio agudo por sus prácticas empresariales.

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El año pasado fue un recordatorio de cuán impredecible puede ser el mercado bursátil. En setiembre, las acciones efectivamente llegaron a un máximo histórico: puesto que empresas que cotizan en la bolsa, Apple y Amazon, se convirtieron en las primeras compañías estadounidenses en ser valuadas en más de un billón de dólares. Sin embargo, 2018 también fue turbulento, pues los mercados cayeron de forma drástica en febrero y de nuevo a finales de año.

Un mercado bajista podría ser inminente si las acciones experimentan otro declive. Si eso sucede, el pesimismo que se ha cernido sobre el mercado bursátil podría filtrarse al resto de la economía.

A continuación, presentamos los factores que servirán para determinar si eso sucederá este año.

LOS COSTOS DE FINANCIAMIENTO PODRÍAN SER PERJUDICIALES

Puede que el aumento en las tasas de interés y las expectativas relacionadas con la dirección que estas tomarán hayan sido el mayor peso sobre el precio de las acciones en el 2018.

A pesar de la titubeante economía estadounidense, la Reserva Federal aumentó cuatro veces sus tasas esperadas en el 2018, con lo cual incrementó los costos de los préstamos en toda la economía. El rédito del pagaré del Tesoro a diez años –la base para deudas tales como las hipotecas de las casas y los préstamos corporativos– llegó a su nivel más alto desde el 2011 antes de ceder terreno. Cuando los costos de los préstamos suben demasiado pueden ser restrictivos. Las empresas y los consumidores toman distancia y la economía sufre.

EN EL PEOR CASO, PODRÍA OCURRIR UNA RECESIÓN

Las acciones se tambalearon cuando los inversionistas comenzaron a preocuparse cada vez más de que la Reserva Federal, con su nuevo presidente, Jerome H. Powell, fuera a aumentar demasiado las tasas de interés y provocara que un escalofrío recorriera toda la economía estadounidense.

Las inquietudes respecto del crecimiento solo se tranquilizarán con más información sobre el estado de la economía. Si los inversionistas ven que la economía crece de manera constante, podrían desaparecer el miedo que provocaron las intenciones de la Reserva Federal y los temores que se apoderaron de las acciones ante la posibilidad de una recesión.

EL PRESIDENTE TRUMP ES UN FACTOR

Poco antes de que empezara el 2018, en los días posteriores a que Trump promulgara sus recortes fiscales, en general los inversionistas se mostraban optimistas sobre su presidencia y tolerantes respecto de sus declaraciones impredecibles en Twitter.

Ese optimismo persistió incluso después de que fue evidente que Trump hablaba en serio sobre la imposición de restricciones a los socios comerciales para obtener concesiones de ellos. Sin embargo, a medida que continuó la guerra comercial, las tensiones sin resolver con China empezaron a convertirse en un problema,y los anuncios de Trump comenzaron a poner nerviosos a los inversionistas.

Los tuits sobre China no fueron lo único que empezaron a molestar a los inversionistas. Trump también enturbió los mercados con críticas hacia la Reserva Federal, a la cual culpó de la agitación en el mercado bursátil.

Cuando se trata de Trump, los inversionistas deben considerar muchos factores. Tendrán que sopesar si un cierre parcial del gobierno enfriará la economía; qué podría significar que haya una Cámara de Representantes controlada por los demócratas o una rotación de personal en la Casa Blanca; y qué podría suceder si Estados Unidos y China no pueden llegar a un acuerdo comercial el 2 de marzo.

EL CRECIMIENTO GLOBAL YA SE HA DESACELERADO

Hasta ahora, el impacto más evidente de la guerra comercial lo han padecido grandes economías extranjeras, una situación que pareciera estar empeorando.

A finales del 2018, China, Japón y la Unión Europea mostraron indicios de una desaceleración y hay indicadores confiables del crecimiento global como el precio del petróleo y el cobre, que están lanzando advertencias.

Se podría acelerar el crecimiento si se forjaran acuerdos comerciales en el 2019. No obstante, los problemas podrían ser más profundos. Es probable que los métodos que está usando China para sacar a su economía del embrollo no sean tan eficaces como lo fueron en otro momento. Además, podría calentarse de nuevo la batalla entre el gobierno populista de Italia y la Unión Europea respecto de los planes de gasto del país.

La economía europea también podría recibir un duro impacto si el Reino Unido se sale de la Unión Europea sin un acuerdo que mantenga un libre flujo del comercio. Esto podría evitarse si el Parlamento aprueba un acuerdo de retirada que convino la primera ministra Theresa May con el bloque. No obstante, si a fin de cuentas el Parlamento rechaza la propuesta de May, es probable que los inversionistas sigan nerviosos.

LAS ACCIONES DEL SECTOR TECNOLÓGICO TIENEN DESAFÍOS ÚNICOS

El destino del mercado también depende de si los inversionistas se vuelven a enamorar de las grandes empresas tecnológicas. El año pasado, empresas como Facebook, Apple, Amazon y Netflix ayudaron a que los índices accionarios de referencia más importantes, como el S&P 500 y el Nasdaq Composite, alcanzaran cifras históricas, y después los derribaron cuando las firmas cayeron en picada.

Las acciones de los gigantes tecnológicos se desplomaron en parte porque se consideraron muy caras. Los inversionistas pasaron de ser optimistas acerca de que las ganancias futuras de las empresas iban a ser increíbles, a preocupados de que no lo iban a ser.

Algunas de las firmas tecnológicas más grandes enfrentan problemas significativos en sus propias operaciones, los cuales tal vez tome tiempo resolver. Por ejemplo, Apple cuenta con China como un mercado donde vende teléfonos iPhone y como un centro de manufactura. Facebook está gastando grandes cantidades de dinero para proteger su red de posibles interferencias.

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