Hay lecciones que ayudan a entender la vida. Son necesarias, quizá esenciales, para lo que representa el paso efímero, dado el inevitable límite existencial. Son tantas las maestras y los maestros que han compartido sus aprendizajes a través de escritos memorables, uno de ellos es Erich Fromm, leerlo enseña. Su biografía es intensa, su brillante condición multifacética le permitió transitar senderos diversos, en ellos aportó lo suyo y se hizo sentir.

En su obra “Del tener al ser”, se pregunta, ¿qué es ser consciente?, y a partir de ahí su pluma fluye, con un sostén de madurez intelectual, publica dicho libro en el año 1975, él ya vivía en Suiza, su último hogar. Fromm nació en Francfort el 23 de marzo de 1900 y falleció el 18 de marzo de 1980 en Muralto.

Conciencia significa un saber profundo, total, que nos permite descubrir, reconocer y darnos cuenta de algo inesperado o que no era patente, enmarcaba Fromm. La atención concentrada facilita ese acceso, por eso es relevante ejercitarla, dado que habilita el poder de observar lo que pasa, de apreciar las circunstancias y de valorar el presente. Es el instante admirado, es el andar despierto, es la oportunidad de alimentar el querer ser.

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“La conciencia puede referirse al propio cuerpo o al propio estado psíquico, es decir, a los sentimientos y estados de ánimo”, escribió el filósofo, que también fue profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde impartió cursos de formación al psicoanálisis. En su análisis evoca el desarrollo de lo integral, de lo completo, considerando que es posible desde el hacerse consciente de lo que uno vive.

Hay una mirada liberadora del ser, la misma requiere de una ágil y aguda percepción, que lo aleje de la negación a darse cuenta de lo que lo limita a crecer. Fromm sostenía: “La visión, del mismo modo que la ceguera, es indivisible. La capacidad crítica de la mente humana es una. Creer que podemos ver nuestra intimidad siendo ciegos para el mundo exterior es como decir que la luz de una vela ilumina solo por un lado, no por todos. Esta luz es la capacidad racional de pensamiento crítico, penetrante, descubridor”.

Animarse a correr el velo, y ver la grandeza que contiene su ser, que ilumina su esencia, que fortalece su historia y que lo hace responsable del hoy, es una de las propuestas para vivir y que también intenta acercarse a dar una respuesta acerca de qué es ser consciente.

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