Ustedes están esperando que escriba sobre el badulaque de Rodolfito, o de sus cómplices y encubridores que sientan sus reales en el Senado… pero hoy quisiera ir más allá del momento y analizar lo que anda pasando, lo grave del fondo, lo que no nos deja ver la asquerosidad diaria.

Este Gobierno, o desgobierno, o como quieran llamarlo, que arrancó el 1 de julio del 2018, donde 23 delincuentes, con Fernando Lugo a la cabeza, decidieron cagarse en la Justicia Electoral, la Corte Suprema, e hicieron jurar como senadores a un par de badulaques oportunistas que tenían tanto derecho como usted o yo a ocupar esa banca, que les pertenecían a Nicanor y Cartes, por derecho propio y por decisión de centenas de miles de paraguayos que confiaron en ellos y por ende en Marito Abdo para representarlos en el Senado. A Rodolfato y a la Gusinsky no los eligieron, nadie los proclamo nada, dejaron de existir como candidatos o pasaron a ser meros “comunes”a partir de la proclamación. Es decir, si Lugo y sus cómplices tenían objeciones, en el peor de los casos, y en abierta violación de la ley y la Constitución, también, podrían haber convocado suplentes, pero decidieron decantarse por dos badulaques que les iban a ser perros fieles, y uno de ellos, un proveedor interminable de dinero sucio y negociados, zoquetes, y cualquier tipo de porquería que necesitaran.

A partir de ahí, Marito Abdo, quien dio su venia para dicho atropello, se ha pasado coqueteando con todos y traicionando a todos, un día acá, un día allá, pero eso sí, de gobernar para el bien del país, nada. Casi voló por la ventana a menos de un año de asumir pero tampoco aprendió.

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Hasta acá el refrito. Ahora me pregunto, o les pregunto, hacia dónde vamos. Por un bando tenemos un grupo de senadores y políticos, con escaso respaldo popular que se cree con el derecho de hacer lo que se les dé la gana, “protejo a tal ladrón, porque es enemigo de mi enemigo”, violan toda ley, Constitución, reglamento y principio moral en una especie de cruzada, una guerra santa psicótica que solo busca el poder por el poder.

El poder absoluto, el que no respeta al que no se alinea, el que quiere cerrar medios, acallar voces en contraria, imponer ideologías, líneas de pensamiento y gobernar autocráticamente. En ese grupo se encuentran mezclados algunos colorados y liberales, oportunistas y vizcacheros, ladrones en busca de más dinero sin importar que el país se incendie, delincuentes ideologizados, o disfrazados de luchadores sociales, como los del Frente Guasu, la psicótica delirante de Desirée y su partido de maletín, el aún más delirante de Efraín, ya en un brote psicótico permanente, rodeado de lo peor de lo que queda de su partido y desesperado por la falta de recursos económicos para seguir saqueando y viviendo a costa del Estado, y por otro lado “Payo” contra todo el mundo, liderando un grupete de resentidos y forajidos de la sociedad, con más ganas de vengarse de todos sus males que de mejorar algo. Todos estos personajes oscuros promueven la anarquía o la dictadura de las “supuestas” masas, a las que dicen representar, pero que, oh casualidad, no los votan.

Ante esto debemos ponernos a pensar como sociedad hacia dónde vamos. ¿A cuánto de una explosión social, justificada de sobra en la inutilidad del Gobierno, pero azuzada y alentada por estos sectores anárquicos y stalinistas que esperan agazapados para alentar saqueos, incendios, destrucción de todo, para poder, por fin, llegar al poder que el propio pueblo les niega en las urnas?

Sin embargo, y aunque suene ridículo, estos sectores reciben el apoyo permanente y generoso de grupos económicos que serían los primeros perjudicados en sus intereses propios si este estallido sucede. No van a quemar su casa, señora, van a saquear y quemar supermercados, shoppings, medios de comunicación, fábricas, edificios, locales comerciales, ademas de instituciones públicas. Entonces, esta ceguera de algunos grupos, que no ven más allá de sus narices, y que prefieren que el poder esté en mano de lunáticos, que nos van a llevar a ser la nueva Venezuela con una rapidez que sorprendería al propio Maduro, no es pegarse un tiro en el pie? ¿Qué esperan estos sectores para dejar su mediocre y pobre mezquindad, la inmediatez, los odios coyunturales, las envidias y sentarse a poner las cosas en orden?

¿Qué esperan, a su vez, algunos políticos que entienden de esto, que no serán blancas palomitas, sino quizás viejos zorros o buitres si querés, para dejar de lado las rencillas personales, las cuestiones anecdóticas, sentarse a delinear una estrategia real, que nos permita mantener en pie nuestra enclenque democracia, pero democracia al fin, antes de caer en el autoritarismo populista?

Ustedes saben quiénes son, ustedes saben que les hablo a ustedes. Es la hora de agarrar el toro por la astas, de sentarse, dejar de lado las cuestiones personales y mezquinas, de marcarle bien clara la hoja de ruta a este débil y dubitativo señor que ocupa la Presidencia pero no la ejerce y dejar con las ganas a estos señores del caos.

Etiquetas: #Pisar la pelota

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