El hecho de poder compartir esta opinión, quienes tenemos la fortuna de leer, debemos estar muy agradecidos. Pues comprar un periódico o tener acceso a internet para leerlo online, significa un privilegio que pocos en Paraguay pueden. Abramos los ojos, somos muy privilegiados... y muchas veces nos quejamos por hechos banales. Y es cierto, el acceso a la educación de calidad en nuestro país solo lo obtiene un pequeño segmento. Así como tantas comodidades básicas, que acaso para nosotros son normales, pero para la gran mayoría un lujo. ¿Y esto es injusticia? Por supuesto que lo es, y... ¿esto es culpa nuestra? Sin duda también somos responsables. Nuestro sistema político no funciona. No da para más, es injusto y solo beneficia a un grupo de privilegiados. Pero algunos dirán, pero yo no robo, trabajo honestamente... Y sí... pero soy cómplice. Cómplice de un status quo que mientras a mí no me “complica” está bien. ¡Pero qué egoístas somos, y además tontos! Porque todos sabemos las consecuencias que pueden devenir de una sociedad con alto nivel de injusticia social y grave disconformidad.

Hasta cuándo vamos a mirar al costado, desviar la vista y decir “pero estos problemas son de otros, son de los gobernantes y políticos”. Entonces, es necesario que se derrame sangre de nuestro pueblo reclamando salud, educación… y que los políticos dejen de robar y llenen sus bolsillos… o, ¿podemos prevenir lo que puede ser una catástrofe?. El empresariado es muy cómodo, no protesta, porque en Paraguay los negocios funcionan muy bien. Pero debemos ser realmente actores de cambio. El nuevo management debe demostrar alto compromiso ético, preocuparse por su gente, sus familias y todo el entorno que lo rodea. ¿Somos empresarios exitosos en un país pobre? ¡No!

En Paraguay estamos con tarjeta amarilla, en cualquier momento, roja y afuera. Y... ¿esto que significará? Gente en las calles reclamando acceder a un trabajo digno, educación de calidad, salud para todos y oportunidades. Ojo, no caigamos en el populismo de dádivas y subsidios constantes que este no es el camino. El paraguayo es trabajador, quiere progresar; debemos ayudarle a levantarse y salir adelante. Una sociedad cuyo pueblo está contento facilita el progreso y crecimiento empresarial. Una sociedad con mejores condiciones de vida para todos incentiva la prosperidad general.

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Pero, honestamente hay mucho por hacer desde el sector empresarial. Comenzando por dejar nuestro egoísmo y realmente incidir en políticas públicas, y en el castigo a los corruptos y despilfarradores. Sin embargo, pocos empresarios tienen agallas para hacerlo. Y la razón principal es que muchos viven del Estado también. ¿Pero no será que uno puede venderle al sector público sin ser cómplice de la sobrefacturación? Hagamos el intento, si de corazón queremos el cambio, dejemos la mezquindad y preocupémonos por los conciudadanos más desprotegidos. Hoy estamos sentados en una bomba de tiempo, tarde o temprano si no hacemos nada, explotaremos todos. ¿Manos a la obra o brazos cruzados? Yo elijo, vos también.

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