• POR EDUARDO “PIPÓ” DIOS
  • COLUMNISTA

El tema penitenciario acaba de sumar otro megaescándalo al gobierno de Mario Abdo. La fuga masiva y tranquila de 76 presos del PCC de la cárcel de Pedro Juan Caballero es un capítulo más de esta historia que continúa dejando en ridículo y, por ende, desprestigiando al Gobierno, tanto dentro del país como en el exterior.

El Presidente se defiende casi de manera infantil, para ser educados, diciendo que se fugan porque “ya no están cómodos” porque, según él, demasiado mal la pasan por la mano dura que les imprime desde su gobierno. El tonto argumento presidencial se derrumba con solo ver la bodega de vinos, los electrodomésticos que se llevaron en la plácida megafuga y la forma en que vivían y tenían comprados a todos los funcionarios del penal.

El problema del Presidente es que desde que asumió se ocupó de pagar facturas y ceder todos los espacios del Gobierno a sus aliados coyunturales y amigos por su ayuda electoral. Sea con plata o votos.

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Entonces, puso gente incapaz en los ministerios, que de entrada causó estragos y él simplemente cerró los ojos y culpó a quien le venía en ganas. Le duró un tiempo el cuento chino y luego se le vino la noche y de a poco, y muy lentamente, hizo algunos cambios, más con desgano que con entusiasmo.

Pero así como se loteó el gabinete, los entes estatales y demás, también se lotearon y se cedieron otros espacios, a la vista menores, pero altamente críticos.

Directores de penales nombrados por políticos de la zona, aliados, algunos visiblemente metidos hasta la mata en el mundo del crimen, claramente financiados por los grupos criminales, que obviamente eligieron gente de su misma calaña. Gente que sabía que los jefes eran los presos y no el Gobierno o el ministro.

Y así les fue, el sistema penitenciario cayó como muchos otros estamentos en manos de los propios criminales. Cuando antes tenían que hacer cosas más complicadas para conseguir favores de un director o los guardias, y hasta podían negárselos, pasaron a nombrar ellos a sus directores y sus guardias y manejarse como lo que eran, los dueños del circo.

La ministra de Justicia, nombrada hace unos pocos meses, venía advirtiendo sobre este tema y está haciendo los cambios o al menos tratando. No debe ser fácil ni para la ministra ni para el Presidente aguantar las presiones de los diputados, intendentes o dirigentes zonales para evitar el raje de sus hombres.

Por eso mismo, antes de que cambie la guardia, los muchachos del PCC se marcharon por la puerta grande.

Pero claro, es tarde, durante casi un año y medio se declaró joda total y no se puede reparar el daño en un par de meses y con las limitaciones que tienen.

Así como sucede en el sistema penitenciario va a suceder y ya sucede en el sector agropecuario en manos del badulaque ignorante de Rodolfito o pasa en el Ministerio de Trabajo con la insostenible Carlita, en Petropar con la nefasta Samudio o en el sector educativo con el caradura inoperante de Petta. Pero, por supuesto, cuando estalle el desastre final, será tarde para los cambios y el daño ya está hecho.

Esperemos, mas no creo, que el Presidente aprenda la lección y rectifique los rumbos, aunque no sea más que por un, poco visible, instinto de supervivencia.

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