• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista
  • Twitter: @FelipeGoroso

En política, cuando por múltiples razones uno se encuentra en el centro de una tormenta perfecta, hemos visto cómo se recurre a las salidas más disparatadas. Esta semana estamos viendo algunas de ellas en el caso que salpica al “equipo” político que rodea al ex intendente de Asunción Mario Ferreiro.

Es, por lo menos, llamativa la estrategia comunicacional desplegada y la consecuente bajada de línea discursiva que se está articulando, que si no fuese porque estoy con un cuadro de dengue, me causarían tremenda carcajada.

La estrategia pasa por una operación política y mediática que busca antes que nada tratar de construir una matriz de opinión de que todas las denuncias que lo pusieron en aprietos, al punto de hacerlo renunciar, son parte de una feroz y maquiavélica persecución política orquestada por una especie de cofradía satánica que busca desmoronar a una figura política emergente con proyección para ser presidente de la República y truncar esa carrera es el verdadero motivo oculto. Lo que sí se olvidan es que esa matriz debería partir de una base medianamente creíble; de lo contrario, el mensaje termina en un público muy limitado y desde ya convencido. Dicho en cristiano: sermonear a los conversos. Es una jugada desesperada y pensada en caliente, tratando de cerrar filas para no perder una eventual base electoral y proyectar a alguno de sus miembros a futuros cargos políticos.

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Según la línea discursiva que está siendo aplicada y acompañada por un grupo de medios –cuando no–, es Horacio Cartes el culpable del grupo de Telegram denominado “Asado de fin de semana” y dicen que mañana será el mismo Cartes quien aparezca como el que cumplía un papel protagónico: el parrillero. Así también, será él el culpable de la fuga de presos del PCC de la cárcel de Pedro Juan Caballero, dicen que fue el mismo Cartes el que le redactó el discurso al ministro de Agricultura en el que trató de pilareños a los pilarenses.

Se les pasó asignar a Cartes la responsabilidad de que un perrito le meta un mordisco a “Kelembu” o de que haya sido él quien generó la viralización del rumor de que el dengue se cura dando tres vueltas a la manzana, corriendo en unos muy sexis anatómicos amarillos fluorescentes. En fin, esto es así, son las nuevas fantasías animadas pergeñadas por un grupo político, que fue incapaz de generar aunque sea un solo mito de gobierno que todos recordemos de su mandato al frente de la Municipalidad de Asunción o de, por ejemplo, buscar una salida una chiqui más creativa que una renuncia como primera carta a jugar. Porque, aunque no parezca, la política a veces también puede ser un chiste.

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