Adentramos diciembre y el mundo corporativo vira, literalmente una gran fiesta. Entre las atracciones que prácticamente a todas las empresas les gusta promover, independientemente del ramo de actividad en que se actúe, está el amigo secreto.

Algunos aman, otros sienten escalofrío solo de oír la palabra. Pero, por no ser una unanimidad entre las personas, ¿por qué muchas empresas aún insisten en realizar tal “integración entre colaboradores”?

En su concepción la idea es muy buena, pues el intercambio de regalos también se traduce en intercambio de cariño, estrecha la relación y si muy bien conducido es un momento de relajación que alivia toda la tensión que posiblemente se haya vivido en aquel año.

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Sin embargo, cuando se institucionaliza el amigo secreto, ahí es que vive el problema. Nadie se puede sentir “obligado” a participar. Si eso ocurre, son grandes las chances de dar errado, como por ejemplo, personas sortear nombre de un alguien que muchas veces no se tiene una buena relación, tener gente que no se dedica a búsqueda de un regalo con la cara del amigo y/o incluso de personas recibieron regalos que no condicen con su persona. Ahí lo que era para ser una confraternización, se torna reclamación.

Entonces para no errar, al decidir qué se hará el amigo secreto, la primera regla es: invite a las personas y jamás las obligue a participar. Estipule un regalo condecente con el grupo. Por ejemplo: si son personas que ganan bien, entonces el valor puede ser más osado. Si fuera un equipo el cual se tienen remuneraciones más modestas, piense en valores apropiados.

Regla básica: si la idea fuera mezclar los públicos, siempre estime por el menor valor, para que personas de la base no se sientan obligadas a comprar algo con valor monetario muy alto. Y, si en esta misma idea, usted colaborador sacara una persona del liderazgo, no se sienta obligado a comprar algo más allá de lo estipulado. Recuérdese que el gesto vale mucho más de que el valor.

Teniendo eso definido, sea creativo, aproveche la oportunidad para hacer de esta herramienta de relación, una forma de hacer con que las personas se sientan bien y que tengan una confraternización alegre e inolvidable.

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