• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

El gobierno de Mario Abdo se cae a pedazos, no es ningún secreto ni ninguna novedad. Hace agua por donde se lo mire. Son pocos los ministerios, si los hay, o algunas secretarías que se pueden salvar del aplazado general de la gran mayoría, sino toda, de la opinión pública. Es que como decíamos en alguna columna anterior, solamente alguien que esté ligado directa o indirectamente al Gobierno puede, al menos, intentar defender su gestión en algún campo.

A partir de esto es difícil entender que la solución de los problemas pase por un enroque o destitución de un funcionario para reemplazarlo por algún otro que está haciendo las cosas “menos peor”. Es así que cuando se plantea sacar a Giuzzio de la Senad para pasarlo al Ministerio del Interior nos planteemos si lo que hace es tan destacable como para darle una responsabilidad aún mayor, por mucho. Al fin y al cabo, el problema con el crimen organizado, más que nada los narcos del PCC o el Comando Vermelho, lo tiene encima la Senad y no se les nota a los muchachos estos muy “aproblemados” a la hora de hacer lo que se les canta. Entonces, ¿de dónde sacamos que Giuzzio puede hacer mejor las cosas que Villamayor?

Por otro lado, ¿sacar a Wiens para poner a otro igual o peor? ¿Alguien que no pudo hacer tareas más sencillas y menos evidentes que las del “Pastor Triste” va a venir a salvar la plata? ¿O va a venir a cobrar el diezmo?

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Volviendo al tema de la seguridad nacional, de la lucha contra el crimen organizado y desorganizado, no es cuestión de poner a amigos de confianza, del entorno del Presidente. Pasa por buscar a gente que entienda, que haya estudiado realmente la problemática, que tenga capacidad de dar soluciones inmediatas en mediano y largo plazos. Basta de gente que toque de oído, o que se “rodee de entendidos” como plantea el impresentable de Friedmann, cuando con rostro de piedra y cejas perfiladas nos dice que su problema de analfabetismo funcional o su limitada educación primaria no es relevante, ya que se rodeará de los mejores, cuando lo lógico sería que nombremos a esos mejores y no a un amigote de farra y con nula honestidad y probidad (siendo generosos).

Si sabemos quiénes son los mejores, es momento de nombrarlos a ellos y no a los sátrapas y figuretis que vienen a cobrar, saquear, nombrar cuates y amantes para luego, como si se tratara de un acto de magnanimidad, poner a algún especialista a trabajar en serio en las sombras.

Mario Abdo se quedó sin crédito hace meses, lo despilfarró como Isidoro Cañones despilfarraba la fortuna de su tío en Mar del Plata en los sesenta. Solo que sin la gracia de Isidoro y con nuestra desgracia como consecuencia. Está más que en rojo, supersobregirado, y a este paso pronto le cancelan la cuenta y, si insiste, de por ahí hasta puede ir preso.

Si usted es amigo de Marito, háblele. En una de esas le hace ver la luz, lo salva y nos salvamos todos de paso, y no solo su entorno… salvo que usted sea del entorno, entonces no me haga caso y siga con lo suyo. Eso sí, consígase buenos abogados y alguna casita en algún lugar sin extradición porque hendyyy…

No es momento de seguir calafateando el bote este, es hora de arrojar algunos lastres y ver cómo llegar a la orilla.

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