Por Laura Ramos, socia del Club de Ejecutivos del Paraguay

Los últimos acontecimientos nos hacen pensar y rever la iniciativa de mejorar o contribuir en nuestra condición de ciudadanos, en donde finalmente nos topamos con un país viciado de doble moral.

Uno de estos acontecimientos es, por ejemplo, el aferramiento de diputados a su autoblindaje para evitar la pérdida de investidura. Otro ejemplo es el enfrentamiento a golpes entre dos senadores, otro es el proyecto de ley sobre la regulación de alquileres. Y esta es una lista pequeña de los últimos días nada más.

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¿Cómo puede un joven empresario tener ganas de mejorar el país?, siendo que la mayor parte de su lectura diaria en los medios de comunicación es sobre corrupción, falta de nivel intelectual en los debates o medidas populistas para acaparar votos para las próximas elecciones desvirtuando totalmente la libre economía y, a la vez, deformando las garantías que tiene el ciudadano con su propiedad privada al estar pasible de una confiscación inclusive.

Cómo podemos aprovechar el bono demográfico si estamos permanentemente martillando en la cabeza de los jóvenes que todo es relativo, que las leyes están escritas, pero no siempre se cumplen, que un diputado con una causa de narcotráfico queda libre con un cuestionado fallo judicial. Qué podemos hacer para revertir los casos de abusos de autoridad dentro de instituciones públicas donde está todo organizado para venderte la solución. Además de todo esto también podemos mencionar la postura contra las plataformas digitales, produciendo el hartazgo en la ciudadanía, donde pretenden crear una serie de restricciones que deforman justamente la esencia de estos servicios modernos. Es hasta raro tener que explicar que no puede la competencia crear o sugerir cuáles deberían ser las regulaciones que te deben aplicar. Pero en la realidad, estas y otras cosas más pasan, que si las viéramos en las películas diríamos que son exageradas.

Tiene que haber una postura firme y constante de la ciudadanía ante estos atropellos a la moral, a la honestidad, a las buenas costumbres y al respeto de los derechos de los demás. Tenemos una obligación muy grande con los más jóvenes que nos miran y que están expectantes por aprender cómo desarrollarse en sus caminos profesionales. Debemos dar un corte frontal y seco a los que se manejan sin valores y sin patriotismo, ya que esto está generando que muchos aprendan con el mal ejemplo. No debemos caer en el error de enseñar solo con la teoría, debe ser con ejemplos concretos, de no dejar transgredir las acciones que no cuidan nuestra democracia, nuestro país y la libertad del otro.

No debemos dejar avasallarnos por los pocos que hacen las malas noticias, sino demostrar que este país tiene mayor cantidad de ciudadanos que van todos los días aportando su granito de arena, dentro de la ley, haciendo esfuerzos por seguir convencidos de que estar del lado correcto es lo importante. No debemos dejar convencernos que los titulares son la normalidad, sino todo lo contrario. Debemos proteger a la juventud de la intoxicación con las malas prácticas que poluyen y transmitirles un amor a la patria para que aspiren a ser ciudadanos ejemplares.

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