Por Marlon Broncano, economista de Perú–BBVA Research

El entorno internacional se ha ido deteriorando desde mediados del año pasado: El ritmo de crecimiento de las principales zonas económicas ha disminuido y los riesgos bajistas se han incrementado, lo que tiene un impacto en el mismo sentido sobre los precios de las materias primas, la percepción de riesgo y las monedas. En este contexto, es interesante analizar cómo ello está afectando y continuará afectando a la actividad económica de Paraguay.

En la última década, el crecimiento de la economía paraguaya se ubicó entre los más altos de América Latina (en torno al 4,5% como promedio anual). Este crecimiento, sin embargo, también ha sido muy volátil. Un contexto internacional que en los últimos diez años estuvo caracterizado por vaivenes en los mercados financieros, en los flujos de capital hacia economías emergentes y en los precios de las materias primas podría explicar parte de esa volatilidad.

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También lo podrían hacer el desempeño de algunos importantes socios comerciales de Paraguay en la región (como Brasil, por ejemplo) o condiciones climatológicas como La Niña, que suele influir, por ejemplificar, en la agricultura, una de las principales actividades económicas del país.

Paraguay destaca por ser una de las economías que presenta el mayor grado de apertura comercial en la región. En el 2017, la suma de las exportaciones e importaciones representó alrededor del 70% del PIB, una cifra que es muy superior a la media del resto de países de América Latina. Esta elevada exposición al comercio con el resto del mundo, y por lo tanto a lo que suceda en el contexto internacional, se torna aún más relevante para explicar el desempeño de la actividad económica local al considerar que las exportaciones paraguayas están altamente concentradas, tanto en productos como en mercados de destino.

Por el lado financiero, la dependencia del financiamiento externo es aún baja, pero ha ido en aumento en los últimos años, sobre todo por el lado público. Así, desde el 2013, cuando se dieron las primeras emisiones de bonos de deuda pública en el mercado financiero internacional, se han llevado a cabo emisiones por un monto total de US$ 3.910 millones (equivalente a 8,2% del PIB), fondos que se han orientado principalmente a financiar proyectos de infraestructura. Esto explica el crecimiento de la deuda pública total paraguaya, que pasó de US$ 4,2 mil millones en el 2013 a poco más de US$ 8,6 mil millones en el 2019, y que se encuentra en buena parte denominada en dólares y en manos de inversionistas extranjeros.

Aunque todavía baja, la creciente dependencia del financiamiento externo lleva a que se abra un segundo mecanismo de transmisión desde lo que ocurra en el contexto internacional hacia la actividad económica de Paraguay.

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