• Por Augusto dos Santos
  • Analista

Mario Abdo (h) tiene todo para un buen gobierno. Al país le va bien en su economía. Si bien se mantienen los niveles de corrupción hay mucho más control social y puede que retroceda en unos años más. Tiene un partido que puede sostenerlo sin sobresaltos y tiene cierta juventud, lo que le ayuda con el empuje y la energía. No tendrá todas las virtudes, pero nadie es Churchill en estas aldeas.

El problema de don Marito es que no le gustan las ligas mayores, está apasionado por el juego de barrio, de potrero, e invierte toda la energía del gobierno, por ejemplo, en la organización de una convención (no nos jodan na con lo de autoconvocados) cuyo triunfo se festeja como la gran cosa siendo que es de aquellos torneos campaña cuyo premio es un chancho o una oveja. Eso es lo que no se comprende del Presidente, siendo que puede ganar “la orejona” él insiste en ganar una oveja.

Hay por lo menos tres razones para sostener que esto es así. Todos los partidos del mundo tratan de aggiornarse para que sus reglas de juego sean lo más incluyentes posibles. El paradigma de los partidos del futuro es la inclusión y dentro de la inclusión centralmente estamos refiriéndonos al universo joven. En estos días podría afiliarse un ingeniero nuclear de 35 años al Partido Colorado que luego alcance nombradía por su aporte a la ciencia. Ese tipo tiene que esperar 10 años para ser senador por el “grande y glorioso Partido Colorado”. Si esto no es retroceso entonces fue mi abuela la que enfrentó a Pecci en aquella final de Roland Garros.

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También “es rasca” porque si lo hicieron “contra Cartes” o “contra Santi” están demostrando la enorme calidad que tienen de tomarse ellos mismos la cicuta que tanto aborrecían, en tanto lo más inteligente hubiera sido aprovechar el envión para renovar el Senado y la chapa presidencial con nuevas figuras, pero no. Nadie que no se hubiera afiliado a la ANR antes del 2013 podrá ser senador de este partido en el 2023. Imaginen la hueca que abren para otros partidos tradicionales y no tradicionales, si saben leer este mensaje. Con nuevos rostros (que también es difícil pedirles) la oposición puede competir en el 2023 a la ANR en una especie de kinder vs geriátrico.

Y finalmente, el involucramiento directo del principal líder del movimiento en este asunto, le regala a la disidencia un relato delicioso para construir criticando a un sector que da la espalda a los jóvenes y ocupando el sitial de los que los promueven. Ni Adolfo Bioy Casares, en su “Diario de la Guerra del cerdo” lo hubiera imaginado.

Pudo ser la orejona, se ganaron una oveja.

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