• Por Felipe Goroso S.
  •  Twitter: @FelipeGoroso
  • Analista

La semana pasada ha sido de las más oscuras que ha tenido el gobierno de Mario Abdo. Y conste que ha tenido varias semanas complicadas. “Días difíciles”, como expresó ayer el presidente al referirse a lo ocurrido en Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro; donde el autodenominado EPP volvió a hacerse sentir, realizando otro certero disparo al corazón de la República y se atribuyó el homicidio de un trabajador de estancia.

La semana pasada mataron a Lidia Meza, tenía apenas 18 años. El sábado, específicamente. La mató Marcelo Pinheiro, alias Marcelo Piloto, en su celda de la Agrupación Especializada; celda a la cual Lidia misma “pidió entrar”, al decir del siempre oportuno ministro del Interior. Pasaron cuatro días, y quiero repasar con usted qué es lo que nos queda como sociedad, hasta el momento:

Tenemos una línea discursiva que trató de ser instalada desde algunos sectores del gobierno haciendo foco sobre la vida personal o las actividades laborales de Lidia. Realmente repulsivo. Y lo peor es que esa línea prende en ciertos segmentos de la población.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Tenemos la determinación del ministro del Interior de que los reclusos en la Agrupación Especializada ya no puedan usar cubiertos de metal. Desde que mataron a Lidia con un “cuchillo de postre” sólo pueden usar cubiertos de plástico. Sí, leyó bien. Y que conste que no hay una gota de ironía, al menos no en este párrafo.

Tenemos el anuncio hecho por el Poder Judicial con bombos, platillos y fanfarria de la apertura de sumario al actuario que supuestamente cajoneaba el expediente de la extradición de Marcelo “Piloto”. El sumario sólo es para el actuario porque no hay evidencia (esto dicho por el director de Auditoría de Gestión de la Corte Suprema de Justicia) de que las responsabilidades lleguen hasta los superiores del actuario. Jueces, camaristas, ministros de la Corte. Aparentemente, ninguno nunca indagó sobre el mentado expediente de extradición (extradición que por cierto se concretó una vez que “Piloto” ya fue expulsado). Como usted comprenderá estamos hablando de un reo que estaba preso por robar una gallina y sin ninguna posibilidad de pagar algún tipo de dádiva. No sea mal pensado, que ya parece periodista.

Pero sobre todo y principal: tenemos una familia paraguaya que llora la pérdida de su hija. Es probablemente, la peor de las pérdidas que los padres podemos llorar. Una hija que no recibió la solidaridad del Presidente; y es que no era ni la esposa de un senador amigo ni la maquilladora de la primera dama. Es más, no recibió una sola línea de parte del Poder Ejecutivo, con excepción del Ministerio de la Mujer.

Aunque le busquen la vuelta, es eso lo que nos queda. No importa que desde el Gobierno y algunos aliados hayan tratado de hacer hincapié en la forma en que Lidia se ganaba la vida. Eso no importa. Lo que sí importa es que alguien le abrió las puertas a la Agrupación y alguien le abrió las puertas de la celda para que entre. Tal vez sabiendo serían las últimas puertas que Lidia cruzaría.

Todo el sistema le falló a Lidia, absolutamente todo. De las muchas cosas que el sistema podría hacer, una de las primeras debería ser el hecho de darle su solidaridad y mostrarle un rostro más humano y solidario. Después de todo, de eso también se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a. Mientras tanto, como padre y como paraguayo, le dejo mi solidaridad a la familia de Lidia; aunque estoy seguro que no alcanza.

Dejanos tu comentario