Una variación de temperatura es un dato fuerte para cualquier piloto de carga, porque sabe que la densidad del aire varía y ajustados a una temperatura más alta puede generarle importantes problemas a la hora de despegar por razones de la densidad del aire. Por ello para la definición de los parámetros de vuelo es vital medir la temperatura del aire y entregar estos datos a los sistemas de navegación automática.

Da la impresión que el nuevo gobierno tiene un flamante avión, está en proceso de despegue, pero se niega a pedir al control del vuelo una actualización de la temperatura.

La impresión que existe es que el oficialismo busca construir poder suficiente con la oposición, lo cual es una opción nada despreciable. La opción de despreciar al otro hemisferio colorado (Honor Colorado) no puede considerarse tampoco nada del otro mundo. En diversos momentos de la historia el Partido Colorado fue oposición y oficialismo al mismo tiempo. Donde aparentemente están fallando las ecuaciones del despegue es en el cálculo del peso de estas opciones y si tales ecuaciones serán mas funcionales al oficialismo o a la nueva disidencia colorada... y si existe una pista lo suficientemente larga para despegar en estas condiciones.

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Leer la temperatura es un asunto importante tanto en la aeronáutica como en la política y no hay duda que las mejores desventuras, en todos los gobiernos, se han dado merced a la ausencia de un simple termómetro a la hora de tomar decisiones.

Si Marito Abdo Benítez, el Presidente, calcula que la oposición le será favorable solo porque es “anticartista” puede ser un error a corto plazo, porque aun cuando se busquen o localicen hechos que condenen a los gobernantes salientes -como fórmula para avivar esta relación- más temprano que tarde, por lo menos una parte de la oposición, tratará de recuperar su “identidad” y no quedar pegada al oficialismo.

El cálculo que hacen los nuevos oficialistas es que Honor Colorado les ayudará con actitudes reactivas permanentes, aun en el edulcorado tiempo de los cien días, de manera a seguir visibilizando al “cartismo” como enemigo. Si los liderados por HC leen esta temperatura puede que cambien su modo de accionar y, con ello, le saquen el piso a la idea oficialista.


Es probable -por ejemplo- que pocos días antes de la mesa de diálogo interpartidario a la que convocan actualmente desde el Ministerio del Interior, surja alguna frase fuerte del propio Villamayor o de algún otro connotado anticartista del Gobierno, que provoque la retirada de estos de la mesa y con ello nuevamente habrán logrado su objetivo de manejar la agenda. Pero tal agenda es de corto plazo, porque la política no es un arte de acciones y resultados como en un laboratorio de química. La política está mucho más influida que un tubo de ensayo por la diversidad del entorno, del contexto y... la temperatura.

Peor aún: mirando la contextura física del nuevo oficialismo se pueden calcular las hipótesis de implosiones que pueden ocurrir. El gobierno de HC con fortalezas y debilidades basaba su previsibilidad en un liderazgo fuerte en el que las mínimas iniciativas de sus ministros debían ser chequeadas centralizadamente. En el caso del nuevo gobierno todavía es un misterio como se generará un balance político-comunicacional con tantos protagonistas altisonantes repartidos en diferentes carteras y súper entes con las binacionales.

Un despegue que lee la temperatura tendría que apostar a un consenso con todos los sectores. Este procedimiento facilitó el despegue del gobierno anterior y lo mantuvo en piloto automático casi por dos años. Elegir volar sin una mitad de la ANR parece una opción temeraria, pero no deja de ser posible. Lo imposible es que la oposición sea afín al oficialismo todo el tiempo.

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