• Por Dany Fleitas
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Tras el cambio de gobierno en agosto del 2013, referentes de la comunicación del Banco Mundial, con sede en Buenos Aires, contactaron conmigo y me pidieron una reunión, a la que accedí. El encuentro se llevó a cabo poco después en Asunción. En la oportunidad, además de ofrecer apoyo técnico institucional para el desarrollo de proyectos de comunicación a largo plazo a nivel de Presidencia de la República, demostraron curiosidad en los detalles de la experiencia de trabajo de comunicación de la dupla Cartes-Afara, que había logrado contrarrestar al gran aparato de propaganda e información montado por Efraín y Rafael de "Paraguay Alegre".

A simple vista, aquella dupla líbero-socialista tenía a favor –en teoría– el aparato estatal en su conjunto (humano y logístico) como para llevar por delante a cualquiera. En apariencia, era invencible, ya que de manera desembozada sus líderes habían ordenado el uso de los recursos del Estado como no se había visto antes ni en los gobiernos colorados de la transición. Aquella "orden superior" incluyó a las oficinas de comunicación –y no también– públicas. Así, miles de funcionarios de entes estatales y entidades binacionales, obligados, crearon miles y miles de perfiles falsos apuntando a "desgastar" a los adversarios de turno. Se valieron de todos los recursos posibles: escritos, fotos y videos. Paralelamente, acompañó una inversión multimillonaria en cartelería, publicidad en diarios y spots en radios y TV.

Todo ese despliegue y montaje sin precedentes de nada les sirvió a Alegre y Filizzola. Según el TSJE, el candidato Horacio Cartes ganó oficialmente con 1.104.169 votos, representando el 45,8% de los 2.391.790 sufragios emitidos. La Alianza "Paraguay Alegre" obtuvo 889.451 votos. Esas elecciones fueron consideradas como una de las más transparentes y participativas. Y agrego más: fue la primera campaña electoral realizada en la era de las redes sociales y del dominio global de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TICs), en las que fueron también fundamentales los teléfonos como medios eficaces para la promoción electoral. Las plataformas virtuales Facebook, Twitter y Youtube fueron grandes protagonistas de aquella contienda.

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"¿Cómo lo hicieron?", fue la consulta que habían hecho esas dos personas del organismo multilateral. Me sorprendió y me hizo pensar en busca de la respuesta ideal. Como eran tantas cosas y muchas personas involucradas en realidad, sinteticé todo en una sola palabra: equipo. Sinceramente, aquel grupo fue muy pequeño si se compara con la gigantesca estructura propagandística de "Paraguay Alegre".

La derrota sufrida por la dupla de "Paraguay Alegre" en el 2013 es una gran lección para los políticos con aspiraciones electorales que creen que con el aparato estatal a favor tienen asegurado el triunfo. Ayuda, pero evidentemente no es suficiente. Si no, que lo diga el otro gran ejemplo: Blanca Ovelar. Como candidata a presidenta en el 2008, con respaldo de Nicanor Duarte Frutos, tenía también la maquinaria estatal a favor, pero sucumbió ante Fernando Lugo. El ex ministro colorado del MOPC Rogelio Benítez había sido uno de los jefes de la campaña de la Lista 1, a quien poco le importó el abuso de recursos estatales para hacer proselitismo.

Esa conducta y los resultados muestran que la ciudadanía no premia y, lo que es más, castiga con votos a aquellos que no le dan una lectura correcta a lo que está bien o mal cuando se trata del uso de bienes públicos. Esto nos enseña también a los comunicadores que las estructuras estatales pueden ser importantes, pero no determinantes. La experiencia me dice que el trabajo previo de comunicación en una campaña electoral, de base, es fundamental, pero requiere tiempo, paciencia, constancia y disciplina.

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