El “capitán” Mazzoleni debe darse cuenta que no puede seguir rodeado de piratas dentro del Ministerio de Salud. Ya lograron erosionar su imagen con la dudosa compra directa que hicieron para beneficiar al clan Ferreira por valor de US$ 14 millones. Si bien varios altos funcionarios renunciaron al cargo a raíz del escándalo, todavía existe un grupo en la institución que no responde precisamente a la línea del ministro.

Ahí está el caso del tal Portillo, quien además de alzarse en forma irregular con rubros que no le corresponden, ubicó a todos sus “amiwis” en cargos claves que antes estuvieron con él en el Ministerio del Interior y que habían llevado adelante el famoso proyecto del “botón del pánico” que fue un rotundo fracaso.

Portillo ya estuvo merodeando el Ministerio del Interior desde la época de “Filicóptero” y al parecer su cargo en Salud sería un pedido de la “miau florida”.

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El “capitán” está concentrado en la cuestión estrictamente sanitaria y hasta ahora con resultados positivos. Este escenario es aprovechado por quienes están en cargos administrativos. Están con la intención de cerrar algún negocio ahora que existe presupuesto destinado para la institución por motivo de la pandemia. Según Hacienda, son unos US$ 500 millones los dirigidos a Salud. De ahí el interés de vaaaarios en subirse al barco de Mazzoleni.

De hecho, además del grupo de Portillo, el que estuvo frotándose las manos es ese funcionario de la EBY conocido por su fama de pyrague.

Los vínculos de los Samaniego con el clan Ferreira son contundentes. Todo hace suponer que este clan utilizaba el poder político de la tradicional familia del barrio San Vicente para el lobby correspondiente tanto en Salud como en IPS.

Ningún integrante de la familia aclaró en razón de qué la empresa de la sobrina de la senadora, de apenas 22 años, recibió cerca de US$ 1 millón de una de las empresas de los Ferreira.

Por más de que en un principio quisieron negar el vínculo, uno de los hermanos Samaniego reconoció la relación, pero en ningún lado aclaró sobre el depósito de casi un millón de dólares.

También hay una cuestión lógica: ¿Cómo hace una joven de 22 años, sobrina de la senadora, para montar una empresa importadora de medicamentos con un capital de G. 600 millones?

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