Sin un ápice de vergüenza por el despliegue publicitario, el 12 de setiembre el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, presentó el último iPhone de la empresa en un auditorio repleto dentro de sus nuevas oficinas centrales de Cupertino. Cook realizó una gran predicción: su nuevo teléfono de lujo, el iPhone X ("iPhone diez"), "marcará el camino de la tecnología durante la década siguiente".

Con fecha de lanzamiento en noviembre, diez años después de que se presentara el primer modelo, el iPhone X tiene nuevas características, entre ellas una pantalla OLED de extremo a extremo –más delgada y que no utiliza retroiluminación–, recarga inalámbrica de batería, tecnología de reconocimiento facial y una cámara con un lente dual.

El mismo día, Samsung, un fabricante rival de teléfonos inteligentes, tuvo un evento de bajo perfil en Seúl. Koh Dong-jin, presidente del negocio de tecnología móvil de Samsung Electronics, anunció que el próximo año la empresa podría reinventar el teléfono inteligente de manera total y lanzar un nuevo diseño con una pantalla plegable que se cerrará como una caja pequeña. El 15 de setiembre saldrá a la venta su último teléfono de lujo, el Galaxy Note 8, y se presume que tendrá muchas de las mismas características que ofrece el iPhone X.

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Las dos empresas están intentando convencer a los consumidores de que gasten cerca de 1.000 dólares en sus nuevos dispositivos. El nuevo teléfono de Samsung costará 960 dólares, mientras el iPhone X de gama alta de Apple, 999 dólares, 45 por ciento más del precio de venta promedio de un iPhone en 2016. El iPhone 8, el cual es más sencillo que el X y estará a la venta en setiembre, tendrá un precio inicial de 699 dólares.

Durante años, la competencia por cautivar a los consumidores ha sido una lucha intensa entre Apple y Samsung Electronics. Son un duopolio que domina la sección de lujo del mercado de los teléfonos inteligentes: juntos controlan casi dos terceras partes del mercado global, Apple con 44 por ciento de las ganancias en teléfonos inteligentes, y Samsung con el 22 por ciento. Las dos empresas han sostenido batallas en juzgados de todo el mundo por la propiedad intelectual, ya que Apple acusa a Samsung de haber violado las patentes de sus teléfonos inteligentes.

El año pasado, Apple se quedó con la participación en el mercado de los teléfonos de lujo cuando Samsung tuvo problemas con su Galaxy Note 7, el cual provocó que la empresa lo retirara del mercado en todo el mundo debido a que sus baterías tenían el mal hábito de sobrecalentarse. Se espera que el nuevo teléfono de Samsung recupere a los usuarios. La empresa solía copiar las innovaciones de Apple, pero en la actualidad a menudo lleva la delantera con nuevas características, aseguró Werner Goertz de Gartner. Samsung fue la primera empresa en lanzar una pantalla OLED, por ejemplo.

La rivalidad entre las dos empresas solo crecerá más, a pesar de que Samsung también es uno de los principales proveedores de componentes de Apple, y se espera que suministre las pantallas OLED y los chips para los teléfonos más nuevos de Apple.

En los países ricos, el mercado de los teléfonos inteligentes está madurando: muchas de las ganancias de estas dos empresas llegarán del robo de los clientes entre ambas. En los mercados emergentes, en especial en China, competirán para persuadir a los consumidores de dejar de comprar teléfonos más baratos. Apple tiene una tasa de retención de clientes a nivel mundial del 82 por ciento, en comparación con el 67 por ciento de Samsung. Estos porcentajes son significativamente mayores que los de otras empresas, en especial los de fabricantes chinos como Xiaomi y Oppo, cuyos teléfonos menos caros han ganado participación en el mercado entre los consumidores chinos en años recientes.

Apple y Samsung combatirán en tres frentes. Uno será el diseño de un mejor ecosistema de software en general y mantener a los consumidores dentro de este.

"No sé si se trate más bien de una guerra de ecosistemas en vez de una de teléfonos inteligentes", señaló Tim Bajarin, de Creative Strategies, una consultoría especializada en tecnología.

Samsung maneja el sistema operativo Android, pero no tiene el control total del diseño. En cambio, Apple tiene la ventaja de tener toda la autoridad sobre el sistema operativo iOS.

En un segundo frente, se libra una batalla por los asistentes virtuales. Apple fue el primer fabricante de teléfonos móviles en ofrecer un asistente controlado por voz, llamado Siri, el cual se introdujo en 2011. Samsung ofrece uno llamado Bixby. Los dos han decepcionado respecto de sus capacidades. Sin embargo, Samsung está invirtiendo grandes sumas de dinero para cambiar esta situación, mientras Apple ha recibido críticas por invertir poco en Siri.

Un tercer campo de batalla en el tema del software será la realidad aumentada, o la proyección de información digital en el mundo físico. Tanto Apple como Samsung ofrecen cámaras con lentes duales, lo cual facilita la integración de funciones de realidad aumentada en las aplicaciones.

Es poco probable que haya un ganador. Samsung está bien cubierto: sus negocios sólidos en el ramo de los chips y los componentes para teléfonos inteligentes protegerán a la empresa si las ventas de los teléfonos móviles son bajas. Apple no cuenta con esta diversificación, pero sus dispositivos móviles proyectan lujo, y es menos probable que sus clientes la abandonen porque el software iOS se encuentra en todos sus dispositivos.

Tal vez Cook haya tenido razón cuando dijo que los teléfonos de Apple marcarían el rumbo de la tecnología, pero su empresa tendrá todo el tiempo a Samsung pisándole los talones.

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