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Es difícil predecir cuándo estallarán las burbujas, especialmente cuando están metidas unas en otras. Ayuda mantener esta imagen en mente cuando se considera a uno de los repuntes más grandes en los valores de los activos en los últimos años: el valor de mercado de todas las criptomonedas del mundo se ha triplicado desde principios de año, y ahora es de más de 60.000 millones de dólares.

El bitcoin es la mejor conocida de estas monedas, especialmente después de esta semana, cuando hackers instruyeron a sus víctimas de pagar rescates en la moneda digital anónima para que sus archivos computacionales fueran desencriptados. No existen tantos bitcoins: hay unos 16,3 millones de ellos, y cada día se “acuñan” solo 1.800 nuevos. Sin embargo, la creciente demanda ha elevado el precio del bitcoin a un reciente nivel récord de unos 1.830 dólares, muy por encima de los 450 dólares de hace un año.

Los problemas abundan. A principios de este año, algunos de los mercados más grandes, como el Bitfinex, experimentaron problemas con sus bancos corresponsales y no pudieron pagar monedas del mundo real a los cuentahabientes. Para retirar su dinero, tuvieron que comprar bitcoins e intercambiarlos de otro modo.

Sin embargo, el mercado está volviéndose más maduro. Los inversionistas institucionales, desde oficinas familiares hasta fondos de cobertura, se han sentido más cómodos con las criptomonedas, dijo Mike Komaransky de Cumberland Mining, que organiza operaciones de compraventa libre. Otros factores que impulsan la demanda incluyen las fluctuaciones del yuan de China, las elecciones francesas y, en menor medida, el ataque del ransomware: cuando este artículo vaya a la prensa, solo unos 80.000 dólares habían sido enviados a las cuentas de bitcoins de los hackers.

Contra la lógica, la mayor debilidad del bitcoin –la capacidad limitada del sistema– también ha incrementado la demanda de criptomonedas. Sus desarrolladores han discutido durante años sobre cómo ampliar el sistema, que puede manejar solo siete transacciones por segundo, comparado con miles en los servicios de pago convencionales.

Aun antes de que surgieran preocupaciones de que la moneda pudiera dividirse en dos por el desacuerdo, los tenedores de bitcoins habían empezado a diversificarse hacia algunas de las muchas otras criptomonedas, o “alt.coins”, que surgieron en los años recientes. El sitio web coinmarketcap.com enlista más de 800, desde Arcticcoin, una oscura moneda rusa, hasta Zcoin, que se jacta de contar con una mayor privacidad. El beneficiario más reciente es Ripple, que vio estallar su valor de mercado de 2.000 millones de dólares a principios de este mes a más de 13.000 millones de dólares. Ethereum, que emite “ethers”, ha saltado de 700 millones de dólares en enero a 8.600 millones de dólares en mayo.

El ascenso de Ethereum a su vez ayudó a inflar otra burbuja. Sintiéndose ricos, los tenedores de ethers empezaron a invertir en lo que ha llegado a llamarse ofertas monetarias iniciales (OMI). Empresas emergentes venden “fichas”, una especie de submoneda, que existen por encima de Ethereum. Este año ya se han lanzado un total de 38 de esas OMI, recaudando más de 150 millones de dólares, según Smith & Crown, una compañía de investigación. Esto ha atraído a incluso más dinero hacia las criptomonedas. Algunas de las ganancias han encontrado su camino de regreso a los bitcoins y las alt.coins: las operaciones de compraventa entre criptomonedas han crecido en 10 veces, a 2.000 millones de dólares en promedio al día, dijo Erik Voorhees, fundador de Shape Shift, un mercado de criptos a criptos.

El interrogante no es si el mercado dará la vuelta, sino cuándo. Incluso los criptoaficionados podrían correr hacia las salidas si el bitcoin se bifurca o si una de las OMI, que no están reguladas, termina mal; si, por ejemplo, los emisores se fugan con el dinero. Los precios también sufrirán si los reguladores empiezan a tomar medidas drásticas contra esas ofertas.

Por otra parte, aunque ahora es fácil comprar criptomonedas con efectivo real, vender grandes cantidades puede ser difícil, como demuestran los males del Bitfinex y otros. Esto hace probable los flujos de salida repentinos.

Los aumentos de precios también han demostrado que el sistema de criptomonedas ya no gira solo en torno del bitcoin. Aunque sigue siendo la moneda más grande del grupo y funciona, de hecho, como una moneda de criptoreserva, ahora conforma menos de la mitad de la capitalización de mercado combinada de todas las criptomonedas. De haber un desplome, podrían no caer todas.

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