La Torre Trump, en el centro de Manhattan, se ha convertido en un Monte Vernon de los tiempos modernos. Los turistas han visitado desde hace tiempo la hacienda del presidente George Washington. Ahora se aventuran a través de las puertas de latón de la Torre Trump para comerse con los ojos la decoración –"es tan dorada", dijo una adolescente alemana de pie cerca de la cascada del vestíbulo en una tarde reciente– o para comprar recuerdos.

La familia Choi, de visita procedente de Corea del Sur, merodeaba por la extensión de mármol usando sus gorras de "Make America Great Again" (Hacer a Estados Unidos grande de nuevo), tres por 50 dólares.

La duda para los hoteleros y las aerolíneas de Estados Unidos es si esos visitantes son anomalías. Un dólar fuerte es una razón de que los extranjeros estén evitando visitar Estados Unidos. El presidente Donald Trump quizá resulte ser otra, según una creciente colección de datos.

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Sin embargo, medir el impacto preciso de la presidencia de Trump en los viajes es difícil. Además del efecto cambiario, muchos viajes actuales a Estados Unidos fueron reservados antes de su elección. Marriott, una gran compañía hotelera, reportó un aumento general, comparado con un año antes, en las reservaciones extranjeras en Estados Unidos en febrero.

Sin embargo, el director general de Marriott, Arne Sorenson, ha expresado preocupación por un potencial desplome en el turismo. En febrero, Forward Keys, una compañía de datos de viajes, reportó que en la semana después de que Trump tratara primero de prohibir los viajes desde siete países de mayoría musulmana, las reservaciones internacionales descendieron en 6,5% en comparación con el mismo período en el 2016. Hopper, una aplicación de viajes, encontró que las búsquedas diarias promedio de vuelos a EEUU ha declinado en 99 países desde que Trump intentó emitir su prohibición de viajes, comparado con las últimas semanas del mandato del presidente Barack Obama. Rusia es uno de los pocos lugares donde la demanda ha aumentado. Tourism Economics, un pronosticador, espera dos millones menos de visitas extranjeras a EEUU este año, un descenso del 1% respecto del 2016. Sin Trump, había esperado un aumento del 3%.

Algún tipo de descenso no sería sorpresivo. El 6 de marzo, Trump emitió una nueva prohibición de viajes revisada que afecta a seis países de mayoría musulmana. La medida está atorada en litigios, pero eso no consuela mucho a los visitantes de los países afectados.

El 17 de marzo, el secretario de Estado, Rex Tillerson, dio amplias instrucciones a funcionarios consulares para que identificaran a "poblaciones que justifiquen un mayor escrutinio" y ajustaran el procesamiento de visas en consecuencia. Ese escrutinio cubriría a una parte del planeta mucho más amplia que la prohibición.

Luego los funcionarios prohibieron la laptops a bordo para los viajeros que partieran de algunos aeropuertos en Medio Oriente y el norte de África. Gran Bretaña emitió una prohibición similar.

La prohibición de las laptops simplemente ha provocado que algunos viajeros de negocios que trabajan en Medio Oriente reserven vuelos con una escala en Europa para poder usar sus laptops a bordo, dijo Greeley Koch de la Asociación de Ejecutivos de Viajes Corporativos.

Sin embargo, el escrutinio más estrecho de las solicitudes de visas probablemente conducirá a retrasos y a menos visas. Los turistas que se oponen a las políticas de Trump pudieran elegir ir a otros lugares. Esta semana, Emirates, una aerolínea con sede en Dubái, anunció que reduciría sus vuelos a cinco ciudades estadounidenses a partir de mayo, debido a la menor demanda.

La industria ha pasado por esto antes. El turismo internacional en Estados Unidos se desplomó en alrededor del 3% cada año del 2000 al 2006. La mayoría de los analistas culpan no solo a los ataques terroristas del 2001, sino también a reglas de visa más estrictas y un sentimiento antiestadounidense en el extranjero. Los países que tenían la opinión más sombría sobre EEUU, según sondeos realizados durante ese período, tendieron a ver descensos en los viajeros con ese destino, según Adam Sacks de Tourism Economics.

"Estamos enfrentando una potencial repetición", dijo Sacks.

Dara Khosrowshahi, jefe de Expedia, un sitio de reservaciones en línea, ha señalado que los hoteles y aerolíneas estadounidenses ya están reduciendo los precios en un intento por atraer viajeros.

El principal grupo de cabildeo turístico de Estados Unidos está ahora instando a Trump, quien presuntamente tiene cierta simpatía por otros hoteleros, a enfatizar que el país sigue dando la bienvenida a los extranjeros pese a todas las nuevas medidas de seguridad. La agencia turística de la Ciudad de Nueva York, NYC & Company, está tratando de contrarrestar la retórica negativa surgida de Washington con anuncios en Gran Bretaña, Alemania, México y España.

En la capital misma, cualquier pérdida de visitantes del extranjero pudiera ser compensada por un aumento en los visitantes estadounidenses enojados. Después de que se definió la fecha para la marcha de las mujeres en protesta por la toma de posesión de Trump, las reservaciones de hoteles repuntaron. Elliott Ferguson, jefe del grupo turístico de la ciudad, espera un aumento similar para el Desfile del Orgullo de este año, el 10 de junio.

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