De The Economist

Los detalles en torno a la neutralidad de la red, el principio de que los proveedores de servicio de internet (ISP, por su sigla en inglés) deben tratar a todo tipo de tráfico en la web de manera igual, pueden ser soporíferamente ininteligibles. Sin embargo, avivan la pasión.

En el 2014, por ejemplo, cuando Tom Wheeler, ex presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por su sigla en inglés), propusiera impopulares reglas de neutralidad de la red, los manifestantes bloquearon la entrada de su casa, obligándolo a ir caminando al trabajo. Su acción estaba destinada a ilustrar la amenaza de que los grandes ISP erigieran casetas de peaje y otros embudos que relegaran a los consumidores menos adinerados a los carriles digitales de baja velocidad.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Ahora es el turno de Ajit Pai, el sucesor de Wheeler, de patear el avispero. En los próximos días, se espera que Pai dé a conocer una propuesta para nuevas reglas sobre la neutralidad de la red. Se anticipa que su plan sea un testimonio de su agenda desreguladora y del poder de cabildeo de los grandes ISP. Esencialmente sacaría a la FCC de la ecuación cuando se trate de vigilar el suave transcurrir del internet.

Debido a las protestas del 2014 y debido a un fallo judicial ese año que sugirió que la FCC necesitaba la jurisdicción para poder imponer las reglas de neutralidad de la red, Wheeler reclasificó el acceso al internet como un "servicio de telecomunicaciones" cubierto por el Título II de la Ley de Telecomunicaciones, lo que significa que los ISP son regulados como empresas de servicios públicos. Es este cambio el que Pai ha prometido deshacer: considera que el nuevo dominio de la FCC sobre los ISP es un exceso regulatorio.

Pai apoya las reglas generales que protegen la neutralidad de la red. Como otros defensores del principio, atribuye a ellas el carácter innovador del internet. Sin embargo, cree que una regulación ligera es suficiente. Una vez que los ISP ya no estén clasificados como servicios de telecomunicaciones, quiere que se comprometan con la neutralidad de la red en sus condiciones de servicio. En teoría, este compromiso sería impuesto por una agencia diferente, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por su sigla en inglés), la cual tiene la autoridad para ir tras las empresas que no cumplan las promesas que hacen a sus clientes.

En el fondo, sin embargo, los compromisos de los ISP serían voluntarios, como señalaron críticos como Chris Lewis de Public Knowledge, un grupo activista. Los ISP pudieran negarse a hacer promesas sobre la neutralidad de la red, o pudieran abandonarlos más adelante. Si rompieran sus promesas, es poco claro cuán vigorosamente la FTC iría tras ellos. Tiene menos experiencia en la ingeniería de red, por ejemplo, y por tanto está mucho menos bien preparada para imponer las reglas.

Pai quizá incluso corra el riesgo de ir demasiado lejos en cuanto a la neutralidad de la red incluso para su propia comodidad. Si reclasifica el acceso a internet, se encontrará en la misma situación en que estuvo Wheeler: la FCC entonces tendría autoridad limitada para intervenir si la cosas salieran mal.

La respuesta lógica a este dilema legal sería que el Congreso añadiera un estatuto sobre la neutralidad de la red a la Ley de Telecomunicaciones, la cual es anterior al surgimiento del internet. Eso es poco probable, dadas otras prioridades legislativas como la atención de salud y la reforma del impuesto corporativo. En un universo menos partidista, sin embargo, los republicanos y los demócratas tendrían poco problema para encontrar terreno común sobre el tema, según Kevin Werbach de la Escuela Wharton de Negocios en la Universidad de Pensilvania.

Ese compromiso también estaría en sintonía con la forma en que ha evolucionado el debate sobre la neutralidad de la red. Aunque se oponen a la regulación del acceso al internet bajo el Título II, la mayoría de los ISP, incluyendo a los grandes como AT&T y Verizon, han hecho las paces con la neutralidad de la red. Las reglas actuales no han tenido un impacto negativo discernible en las empresas, señaló Werbach. La inversión en redes de banda ancha quizá haya caído, como predijeron los críticos de las reglas estrictas sobre la neutralidad de la red, pero esas oscilaciones son comunes en la industria de las telecomunicaciones y no hay evidencia concluyente de que se deba culpar a la neutralidad de la red por el descenso.

¿Los planes de Pai provocarán extensas protestas similares a las de 2014? Lewis predijo que la resistencia sería incluso más fuerte, pero otros no están tan seguros. Aunque las grandes empresas del internet como Amazon, Google y Netflix se han manifestado en contra de sus esperadas propuestas, su oposición parece menos decidida que hace tres años. Netflix, uno de los más fieros defensores de la neutralidad de la red, ha dicho que ahora es lo bastante grande para defenderse.

Los activistas, por su parte, quizá ya estén cansados de combatir al gobierno de Trump en otros frentes.

Dejanos tu comentario