Bonn, Alemania | AFP, por Jordi ZAMORA.

La canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron abren este miércoles las negociaciones políticas en la recta final de la conferencia del clima de la ONU (COP23), en las que Estados Unidos asiste como invitado de piedra.

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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también tiene previsto participar con un discurso que sirva de llamada a las conciencias de los ministros y expertos, tras una batería alarmante de datos sobre el clima.

El año 2016 volvió a batir récords de temperatura, y este año las emisiones de gases de efecto invernadero crecerán un 2%, después de tres años en los que el mundo parecía empezar a controlar el problema, principal causante del calentamiento global.

El planeta no parece ir bien encaminado para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de dos grados centígrados en relación a la época preindustrial, el principal objetivo del histórico Acuerdo de París de 2015.

Un acuerdo complejo y del cual, además, Estados Unidos decidió bajarse, por decisión del presidente Donald Trump en junio.

En la COP23, oficialmente presidida por Fiyi, los 197 miembros deben negociar el reglamento del pacto y tienen plazo hasta la COP24 del año que viene.

El Acuerdo de París plantea, además, el objetivo de eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de siglo, y el compromiso de los países industriales de entregar hasta 100.000 millones de dólares anuales en ayudas a los menos desarrollados.

“Las negociaciones están avanzando más lento de lo previsto, espero que en los días que vienen, con el segmento de alto nivel [ministerial], aceleremos algunos de esos temas” declaró a la AFP la ministra de Medio Ambiente peruana, Elsa Galarza.

Galarza preside uno de los principales grupos latinoamericanos de negociación, la AILAC, cuya posición independiente ha ido ganando adeptos en la región.

“Ha habido un cambio de escenario. Durante las negociaciones de París había grandes temas que había que apoyar para lograr ese acuerdo. El día de hoy necesitamos ya bajar a la implementación” explicó.

“Para alcanzar la meta fijada para el año que viene, todos los países tendrán que apretar el acelerador”, explicó el negociador jefe brasileño, J. Antonio Marcondes.

El reglamento del Acuerdo de París tiene partes de difícil negociación, como la forma en la que los países van a fijarse medidas de control mutuo.

El borrador a debate contiene centenares de páginas por el momento, algo habitual en las negociaciones de la COP, que acostumbran a dirimirse en la recta final.

- De vacaciones en Fiyi -

Los ministros en Bonn tienen en realidad un año aún por delante.

“Parece casi como si los negociadores estuvieran de vacaciones en el Pacífico”, explicó Mohamed Adow, de la ONG Christian Aid.

La reunión se celebra en Bonn porque Fiyi, un archipiélago directamente afectado por la subida del nivel de los océanos, no podía albergar a los miles de invitados.

A la COP se unió esta semana Siria, por lo que solo Estados Unidos, el segundo emisor de gases nocivos del planeta, se quedó fuera de la negociación.

A Bonn ni siquiera ha podido acudir el jefe de delegación oficial del Departamento de Estado, Tom Shannon, que será sustituido por Judith Garber, subsecretaria adjunta para los temas medioambientales.

La Casa Blanca organizó el lunes, en la misma sede de la COP23, un acto sobre energías fósiles “limpias” que despertó enojo entre participantes y expertos.

“Teniendo en cuenta todo el carbón que va a ser utilizado en el sudeste asiático y en otras partes del mundo, tenemos que asegurarnos que esas inversiones se hacen con las tecnologías más modernas y limpias” explicó a la AFP uno de los consejeros estadounidenses, George David Banks.

Trump ha acusado reiteradamente a China de utilizar el Acuerdo de París para perjudicar los intereses energéticos de su país.


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