Antofagasta, Chile. AFP.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, lanzó el pasado viernes oficialmente la construcción del mayor telescopio del mundo, el ELT, en el cerro de Armazones en Antofagasta, que será capaz de captar imágenes directas de planetas extrasolares. Los fuertes vientos reinantes en el cerro Armazones, a 3.000 metros de altura en el desierto de Atacama, el más árido del mundo, impidieron a la presidenta colocar la simbólica primera piedra del Telescopio Extremadamente Grande (ELT), que construye el Observatorio Europeo Austral (ESO). La ceremonia se realizó en la residencia Paranal, a una veintena de kilómetros del cerro que albergará al nuevo "ojo" del universo, abriendo una nueva era para la astronomía.

Para el director general del ESO, Tim de Zeeuw, este "gigante salto de capacidad es tan grande como el que experimentó Galileo cuando enfocó su pequeño telescopio hacia el cielo nocturno".

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"De hecho es posible que el ELT encuentre evidencia de vida en otro mundo", sostuvo De Zeeuw, para quien sería "irónico y al mismo tiempo bello que esto se pueda hacer desde la magnífica desolación del desierto de Atacama".Para Bachelet, con el "inicio simbólico de los trabajos de construcción, aquí estamos construyendo más que un telescopio: es una de las mayores expresiones de la capacidad científica y tecnológica con un extraordinario potencial de la cooperación internacional". Y es que tratará de dar respuestas a una amplia gama de desafíos científicos, como la naturaleza de la energía oscura y la materia oscura, y desentrañar cómo fueron las primeras etapas del universo para tratar de dar una respuesta a nuestros orígenes.

Al mismo tiempo, suscitará nuevos interrogantes difícilmente imaginables con los conocimientos actuales y mejorará la vida en la Tierra gracias a los avances que supone este monumental desafío tecnológico, aseguran sus promotores.

Espejo central de 39 metros

Chile, que ha apostado por convertirse en la capital astronómica del planeta gracias a las condiciones excepcionales que ofrecen los límpidos cielos del desierto de Atacama, ha ofrecido el terreno sobre el que se asentará el telescopio, así como terrenos adyacentes para evitar todo tipo de interferencias.

La construcción del telescopio representa un reto para la ingeniería astronómica. Tendrá un espejo central de 39 metros de diámetro y estará alojado en un enorme domo de 85 metros de diámetro, casi del tamaño de un terreno de fútbol. El observatorio estará conectado a la red eléctrica chilena, lo que reducirá los costos y proporcionará mayor confiabilidad y estabilidad. La construcción costará en torno a los 1.000 millones de euros y habrá que esperar hasta el 2024 para ver las primeras luces del universo.

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