En la temporada del sol, el organismo pierde más líquidos de lo normal y reponerlos dependerá, única y exclusivamente, de lo que se consuma. ¿Cómo hidratarse ante los golpes de calor?

Por: Micaela Cattáneo

Habrás escuchado y leído mil veces que para mantenerte hidratada debés beber entre dos a tres litros de agua por día. Y no es que tengas que sentarte a tomar una botella de agua con esa cantidad de litros, sino que es posible consumir esa misma medida equiparando el consumo con otras bebidas naturales, frutas, hortalizas, yogures, e incluso, huevos, evitando así riesgos para la salud.
Ahora bien, la hidratación en verano es mucho más exigente; requiere de más atención y esfuerzo. Las altas temperaturas hacen que el cuerpo sude más, sobre todo porque es en esta época del año donde se mantiene más activo, en movimiento, por ende, más expuesto al clima húmedo y caloroso que, rápidamente, lo deshidrata.
Y es que deshidratarse, leve o severamente, implica enfrentarse a dolores de cabeza, mareos, cansancio, sensación de sueño constante, náuseas y hasta problemas musculares. Por eso, si querés evitar estas consecuencias y recuperar las pérdidas de agua que sufre el organismo, debés seguir estas recomendaciones, una vez que se avecinen los grandes golpes de calor.
Tomar agua cuando cuerpo lo pida
Hay una creencia universal de que hay que tomar ocho vasos de agua, diariamente, para mantenerse hidratada. Sea cierto o no, es una conducta de doble filo establecer una cantidad única para los seres humanos; ya que no todos viven en las mismas condiciones climáticas; realizan las mismas actividades o pesan lo mismo.
Según un estudio de la Universidad de Monash en Australia, este mito se ha malinterpretado; ya que las personas beben exclusivamente ocho vasos de agua y no tienen en cuenta que el líquido también está presente en ingestas habituales como el café, el té, las frutas y las verdudas.
Beber agua en exceso puede provocar una intoxicación potencialmente fatal llamada hiponatremia, la cual se manifiesta a través del letargo, las náuseas, las convulsiones y el coma”, aseguraron los investigadores.
Una de las fórmulas más populares -que identifica cuánta agua debe beber una persona- es la que divide el peso del cuerpo en libras por dos, obteniendo el resultado en onzas líquidas, la cual determinará a su vez en líquidos, la medida correspondiente. Por ejemplo, una persona que pesa 80 kilos (176 libras) obtendrá el valor de 88 onzas, las cuales equivalen a 2.64 litros (utilizar conversor).
Sin embargo, y más allá de las investigaciones y las reglas matemáticas, lo más importante al momento de hidratarse es tener en cuenta que hay un indicador corporal por excelencia que determina cuánta agua le está faltando al organismo: la sed. Con ella, el misterio de la cantidad podría estar resuelto.
Consumir sandía, piña, tomate y pepino
Todas las frutas y verduras están compuestas de agua -algunas más que otras-, en un 80 y 90 por ciento. Con la sandía sucede algo extraordinario; ya que la misma cuenta con un peso líquido de 92 %. Es rica en vitamina C, por lo que es buena para los riñones y para evitar enfermedades cardiovasculares. ¡Y tiene pocas calorías!
Otra de las que se posiciona entre “las más solicitadas del verano” es la piña. Contiene 85% de agua y está compuesta por vitamina C y fibra, lo que la convierte en el alimento ideal para el détox.
Asimismo, el tomate y el pepino, ocupan su lugar en la selección de alimentos de temporada, gracias a su 95% de agua. Ambos, ayudan a prevenir algunos tipos de cáncer como el de estómago y, lo mejor de todo es que pueden ser consumidos de distintas formas (no solamente en ensaladas, sino en jugos y sopas).
Bebidas isotónicas, sólo si hay actividad física intensa
Son una fuerte importante de hidratación antes, durante y después del ejercicio. A los runners o las personas que entrenan a un nivel superior cualquier deporte, se recomienda el consumo de estas bebidas con electrolitos; ya que responden, inmediatamente, a la pérdida de líquidos y sales minerales que genera la rutina física.
Para quienes llevan una vida sedentaria o realizan ejercicios con una frecuencia normal (no más de una hora al día) lo ideal es que la reposición de líquidos se realice a través del agua, y no de las bebidas isotónicas; ya que estas contienen minerales y azúcares que quizás el cuerpo no esté necesitando porque ya tiene lo suficiente.
Comer gelatina, otra forma de hidratarse
De diferentes sabores, con o sin azúcar y fría (como el corazón de tu ex). La gelatina es el postre, la merienda y el “qué puedo comer ahora” preferido del verano. Está hecha, puramente, a base de agua, por lo que es una opción infalible para la hidratación. Además, es un alimento poco calórico, ayuda a la digestión (por ende, a la pérdida de peso), aumenta la elasticidad de la piel, favorece a los huesos y disminuye las estrías. ¿La vas a dejar pasar?
Beber té helado, una opción refrescante
En verano, las bebidas calientes se toman un descanso para dar lugar a las de baja temperatura. En ese sentido, la reina madre de las recetas frías es la del té helado, la infusión que aplaca el calor con un poco de hielo, menta y limón.
Una taza de té se compone de 99% de agua, y aunque muchos aseguran que la cafeína no lo hace una bebida hidratante, es posible consumirla como tal; ya que la dosis de la misma es muy baja. Al final, sólo es cuestión de disfrutarla como más te guste.

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