Emocionado y agradecido a Dios por la experiencia que le tocó vivir, el joven paraguayo Ricardo –Riki– Villalba comentó cómo fueron los minutos al lado del papa Francisco, a quien ayudó a inscribir para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y a quien el Pontífice posó sus manos en su cabeza, le rezó, bendijo y abrazó.
La JMJ es un multitudinario encuentro que congrega a los jóvenes católicos de todo el mundo, se realiza cada tres años, y esta vez será del 22 al 27 de enero del 2019, en Panamá. Al abrirse el período de inscripción, uno de los primeros en anotarse como peregrino de la JMJ fue el Pontífice y lo hizo el domingo, en el marco del rezo del Ángelus, ante un imponente público apostado en la plaza de San Pedro. Para esa tarea fue asignado Riki, quien estuvo allí acompañado de otra joven.
Como Villalba sabía que estaría de cerca con el Papa, preparó varios regalos, entre ellos, la chipa paraguaya muy apreciada por Francisco, además de otros obsequios y cartas, una de Misión Roma y otra personal. Los jóvenes llegaron al Vaticano a las 11:15, donde esperaron por unos minutos al Pontífice.
"Llevé unos regalos, una chipa también. Estuvimos ahí esperando, nos habían dicho que nos íbamos a encontrar con él un poco antes que comience el Ángelus; le iba a explicar cómo se iban a inscribir, e íbamos a tener la posibilidad de hablar con él después", indicó.
Tras el primer encuentro, Riki aseguró que quedó congelado mirándolo. Cuando el Papa le pregunta de dónde es, le responde Paraguay. "¡Ah de Paraguay!'" le respondió el Pontífice con entusiasmo y ya en otra habitación les invita chocolate.
"Subimos al lado de él en la tarima, y fue una sensación increíble ver toda esa gente. Yo temblaba, temblaba" reveló el muchacho, quien aseguró que el Papa es una persona que trasmite tranquilidad y paz. "Le dije que él para nosotros es un mensajero de esperanza, de paz, y como laicos queremos rejuvenecer la Iglesia y acompañarlo en su labor. Yo rezo por usted", recordó.