Londres, Reino Unido. AFP.

El atentado suicida de Manchester, que dejó al menos 22 muertos, originó críticas respecto a las medidas de seguridad aplicadas, aunque los expertos apuntan a la "vulnerabilidad" de los sitios de gran afluencia pública frente a un ataque "meticulosamente preparado". Había jóvenes y niños entre las 22 víctimas que fallecieron cuando un suicida atacó a los asistentes de un concierto de la estrella estadounidense Ariana Grande en el Manchester Arena, en el norte de Inglaterra. El ataque dio lugar a comparaciones con el asalto de la sala de conciertos Bataclan de París en noviembre del 2015, en el que murieron 90 personas, mientras que los asistentes al concierto del lunes se preguntaban por qué se les había sometido a pocos controles de seguridad. El testigo Chris Pawley declaró a Fox News que "he estado en conciertos antes y a veces te cachean o tienes que vaciar tus bolsillos. No hubo absolutamente nada (de esto) en el concierto". El usuario de Twitter "Cellie" publicó: "Nadie registraba nuestras bolsas o chaquetas".

El Manchester Arena afirmó que el incidente había tenido lugar "fuera del estadio, en un lugar público", sugiriendo que el atacante se había aprovechado de un punto flaco, al actuar en el área del vestíbulo del estadio, conectada con la estación de trenes Victoria y la estación de tranvía.

Al esperar a que la gente saliera por el perímetro de seguridad antes de llevar a cabo la explosión, el atacante ilustró "la vulnerabilidad de estas citas masivas a pesar de las medidas de seguridad en el lugar y en los propios estadios", según Otso Iho, del Jane's Terrorism & Insurgency Center (JTIC).

La primera ministra británica, Theresa May, elevó el martes el nivel de alerta terrorista de "grave" a "crítico" tras el atentado suicida cometido por un estudiante de origen libio en Manchester. El sospechoso hizo estallar su carga explosiva en el vestíbulo del Manchester Arena. El autor del atentado, el más mortífero en suelo británico en 12 años, mató a varios niños y jóvenes.