Aunque la decisión estadounidense no ha provocado de momento, 10 días después del anuncio del presidente Donald Trump, la ola de violencia que se temía, decenas de miles de personas se manifestaron en la Franja de Gaza y en Cisjordania ocupada a la salida de la oración musulmana semanal, según periodistas de la AFP.

Una parte de los manifestantes se enfrentaron luego a soldados y policías israelíes, que respondieron a las pedradas de jóvenes palestinos con disparos con balas reales o de goma y gases lacrimógenos, en Ramala, Belén, Hebrón, Qalandiya y cerca de Naplusa, en Cisjordania.

En la Franja de Gaza, cientos de palestinos desafiaron a las fuerzas israelíes al pie de la barrera de cemento y metal que cierra herméticamente la frontera. Los soldados israelíes mataron a tiros a dos de ellos, Yaser Sokar, de 32 años, y Ibrahim Abu Thuraya, de 29 años.

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En Anata, una localidad entre Cisjordania y Jerusalén, un tercer manifestante palestino, Basel I., de 24 años, murió por fuego israelí.

Y en la salida de Ramala, Mohamed Aqal, de 29 años, murió al recibir tres disparos de policías israelíes a los que había atacado. Iba equipado con lo que parecía un cinturón de explosivos y sucumbió a sus heridas horas después en el hospital.

El movimiento islamista Hamas, que dirige el enclave palestino de Gaza, había convocado para este viernes otro “día de la ira” contra la decisión de Trump.

Los choques entre miles de palestinos y las fuerzas israelíes en distintas partes de la frontera de Gaza dejaron al menos 82 heridos, cinco de ellos graves, informó el ministerio de Salud gazatí.

El ejército aseguró por su parte que unas 2.500 personas participaron en “disturbios” en Cisjordania y cerca de 3.500 lo hicieron en Gaza.

Al menos 56 personas fueron hospitalizadas en Cisjordania, agregaron las autoridades palestinas.

Alzamiento

En Jerusalén hubo algunos altercados en la Ciudad Vieja tras la oración del viernes. El estatuto de Jerusalén es uno de los aspectos más controvertidos del conflicto israelo-palestino.

Israel, que tomó el control de la parte oriental de la ciudad durante la guerra de los Seis Días en 1967, considera la Ciudad Santa como su capital indivisible, mientras que los palestinos desean que Jerusalén Este sea la capital del Estado al que aspiran.

Durante décadas, la comunidad internacional evitó tomar una decisión sobre Jerusalén, manteniendo sus embajadas en Tel Aviv.

Pero Trump anunció el 6 de diciembre que Estados Unidos trasladará su embajada a Jerusalén y reconocerá esa ciudad como capital de Israel, suscitando un rechazo casi unánime de la comunidad internacional.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó este viernes a Estados Unidos de haber “lanzado una bomba en Oriente Próximo” con la iniciativa de su mandatario.

Según un sondeo realizado por el respetado Centro Palestino de Investigación Política, el 45% de los palestinos defienden un alzamiento popular para resolver el viejo conflicto con Israel. Hace tres meses, el 35% abogaba por la resistencia armada y, en opinión del director del instituto, Jalil Shikaki, la ”única explicación posible” de este aumento es la decisión de Trump.

Si esto no se traduce por una movilización masiva, es debido a la eficacia de las fuerzas israelíes y a la cooperación de los servicios de seguridad dependientes de la Autoridad Palestina, embrión del Estado internacionalmente reconocido e interlocutor de Israel, aseguró Shikaki a la AFP.

Se debe también a que “Hamas es demasiado débil en Cisjordania y a que Fatah (partido rival que domina la Autoridad Palestina) no quiere emprender el camino de la violencia”, agregó. “Esto no va a cambiar pronto”.

Salvo si entra en juego “algo que no afecte únicamente al estatuto político de Jerusalén” Pero, señala Shikaki, “ese componente religioso, emocional está actualmente ausente”.

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