Olimpia necesitaba rápidamente encontrar el partido para no complicarse. Lo que menos necesitaba eran problemas y eso fue lo primero que se les presentó. Un primer tiempo muy incidentado hizo que el Franjeado desaprovechara prácticamente los primeros 45 minutos, pero se despertó en el segundo para mantener viva la pequeña luz de esperanza, que al menos por ahora todavía resplandece.
Si bien el equipo de Aldo Bobadilla intentó llevarse por delante al Sportivo Trinidense apenas arrancado el partido, no le duró mucho. Para el tercer minuto de juego, el cuadro dirigido por Carlos Jara Saguier ya se había acomodado, todavía sin poner en igualdad de condiciones el partido, pero por lo menos abortando las jugadas de peligro del rival.
El primer incidente se dio temprano en la falta de Azcona a Hobecker, que debió haber sido penal. Olimpia no estuvo fino. Riveros tenía que hacer las de Ortigoza y generar las jugadas, pero casi sin claridad, lo que hizo que el equipo de Bobadilla saltara líneas y se llene de imprecisiones. Perdió a Walter González y Mauro Sánchez antes de que se acabe el primer tiempo y si no mejoraba se le venía la noche.
La historia cambió en la complementaria y todos los espacios que no supo generar en la primera mitad, los hizo en la segunda. Encabezados por Otálvaro y sus proyecciones por derecha, con Mendieta y con un Richard Ortiz que dejó más retrasado a Riveros e incursionó en ataque, Olimpia generó las situaciones más peligrosas del partido, hasta que una habilitación magnífica de Ortiz permitió a Walter Bogado abrir el marcador en una gran definición.
Trinidense dejó su actitud pasiva y Carlos Jara Saguier mandó a la cancha a Salinas y Teixeira, al primero para ganar en velocidad por fuera y al segundo para ganar por arriba y por potencia en el área rival. La idea casi dio sus frutos, ya que Trinidense avisó de esa forma en un par de oportunidades, todavía en el 1-0. Después llegó el penal de William Mendieta, que cerró definitivamente el partido.