POR MARTÍN VILLAGRA

Por actitud y más fútbol, Guaraní es nuevo puntero del Torneo Apertura con dos puntos de diferencia. Jugó un impecable primer tiempo y supo aguantar los embates de un Cerro Porteño, que urgido de reacción, se lanzó con todo arriba en el complemento, pero terminó apagando una de las últimas chances para seguir peleando el título.

En una ráfaga de minutos, Guaraní se hizo dueño del partido, que comenzó animado y lo plasmó en el marcador. La magia de Néstor Camacho apareció cuando cedió el pase para que el central Carlos Rolón le rompa el arco a Antony Silva de un derechazo. Así se inauguraba el marcador. Cerro quedó atontado e inmediatamente en la siguiente jugada, Guaraní anotó el segundo. Recogió el balón Antonio Marín, quien definió con gran clase y remate colocado después de otra gran asistencia de Néstor Camacho.

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Guaraní lo ganó por más claridad, mucho orden y velocidad para matar de contragolpe. Es un equipo mejor trabajado, que sabe como pararse en la cancha y tiene confianza a la hora de hacer circular la pelota. Incluso, si los Contrera, Camacho y Marín apretaban el acelerador, la historia se definía antes.

Cerro lo perdió por ser un equipo largo, que no daña, ni es vertical. Solo Rodrigo Rojas se lleva el equipo al hombro.

El capitán azulgrana avivó las esperanzas al definir de un zurdazo para el descuento. Pese a todo, Pablo Velázquez estrelló al travesaño un balón que pudo ser el empate. Los delanteros azulgranas reciben pocos balones y la defensa hace agua, con un flojo central uruguayo Mauricio Victorino, que solo juega con el apellido. En el medio hay un vacío enorme y falta el hombre que genere talento para que los ofensivos tengan más chances de goles. El azulgrana llega maltrecho para el superclásico del domingo frente a Olimpia.

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