Una noticia que da cuenta de la buena salud de la Industria Nacional del Cemento (INC) es la que se dio a conocer esta semana. Esta entidad había logrado un récord de ventas en el 2017, año en que se vendió un total de casi 13 millones y medio de bolsas, lo que pasa a constituirse en una nueva marca para la cementera estatal.

Este resultado favorable responde al período de transformación que lleva adelante la institución durante esta administración y en especial en el 2017, a través del mantenimiento de las maquinarias, innovación de equipos, automatización, entre otras inversiones.

Esta cifra de bolsas vendidas representa además un logro importante en varios aspectos, conectados unos con otros en un orden de importancia concomitante. El primero de ellos tiene que ver con la gestión administrativa, otro con la producción y, finalmente, con el aspecto clave de las ventas.

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Estos tres aspectos mencionados son clave para el éxito o el fracaso de un emprendimiento, y más aún cuando se trata de una compañía que durante décadas fue deficitaria y cuya solución era o su clausura o su traspaso a manos privadas.

Sin un manejo transparente, honesto, firme y enfocado en el rescate de la entidad –que tiene que ver con la administración– no hubiera sido posible tener un presupuesto equilibrado y que sea ejecutado conforme vayan surgiendo las necesidades. El equilibrio administrativo y de gestión alcanzado por la INC, bajo la gestión de Jorge Méndez, ha permitido elevar la producción a cifras que hoy enorgullecen al Estado paraguayo y que han favorecido también poder converger en el último aspecto, el de las ventas, con mayor solvencia. La producción tenía y tiene mercado asegurado, ya que un país donde el rubro de la construcción ha pasado a constituirse en motor del repunte económico de los últimos años es lógico que el cemento sea un producto con una enorme demanda.

La producción y el consecuente resultado en las ventas han permitido obtener más recursos para la entidad y, en este sentido, hay que recordar que la entidad registra cuatro años de continuas ganancias y en los últimos años se ha logrado reducir el precio del producto en cinco ocasiones. La buena gestión –se insiste– ha permitido no solamente que esta entidad haya alejado el fantasma de la privatización, sino que ahora es rentable y competitiva, ya que los precios rivalizan con los producidos por otras empresas del rubro.

A la constante superación de su producción que tiene en la actualidad la cementera estatal, las proyecciones para este año son halagüeñas. Por ejemplo, con la puesta en funcionamiento de un moderno horno, la empresa no solo espera alcanzar las bolsas elaboradas este año (se prevén que se vendan unas 17 millones de unidades), sino que también incursionará en la diversidad de productos. La INC fabricará una línea nueva de cementos, la CP II-C40, que será utilizada para hormigones por su mayor efectividad y durabilidad.

El resurgimiento de la Industria Nacional del Cemento (INC) es un ejemplo de cómo las buenas prácticas de gestión, así como una administración honesta, son capaces de rescatar en tan solo cuatro años a una empresa que estaba condenada a la privatización.

Hay que señalar que los indicadores actuales y los planes para el futuro inmediato anticipan la consolidación de esta industria tan importante para la economía local y que, a la vez, marcarían el fin de los problemas de escasez y desabastecimiento que caracterizaron a esta entidad en los últimos tiempos.

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