Aunque el colega de La Nación de Bue­nos Aires que entrevistó a Mario Abdo Benítez (La Nación, 15-11-2017) como candidato posible a presidente del Paraguay no lo sepa, ni tenga obligación de saberlo, no se puede interpretar la admiración y justificación de la defensa de los dictadores Stroessner y Pinochet por "Síndrome de Esto­colmo", ya sea en la significación que le da el DRAE: "Actitud de la persona secuestrada que termina por comprender las razones de sus cap­tores"; ni a la más generalizada y amplia, como "trastorno psicológico que aparece en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mos­trarse comprensiva y benevolente con la con­ducta de sus secuestradores, y hasta a identifi­carse con sus ideas"

.No; Marito, como se lo conoce más popular­mente en Paraguay, no fue ni detenido ni tor­turado por ninguno de los dos dictadores, sino que, por el contrario, pertenece a los beneficia­rios de la dictadura estronista, ya que su padre era secretario privado y hombre de confianza del popularmente rebautizado por Roa Bastos como "Tiranosaurio"; así que hay que buscarle otra razón para tratar de entender la identifi­cación o comprensión de ambos criminales, en base a justificar crímenes atroces de lesa huma­nidad, aparte de los robos que hicieron que ambas familias y sus allegados fueran despla­zados del poder como multimillonarios, a costa de los pueblos que los sufrieron, que no fueron solo Paraguay y Chile, si hacemos un poco más de memoria y recordamos el "Plan Cóndor": los secuestros y desapariciones de opositores de todos los países de la región que militaron con­tra los gobiernos dictatoriales que asolaron la región como una plaga que destruyó los procesos democráticos más o menos avanzados de los paí­ses del Cono Sur.

No, Marito solo puede ser entendido en su justi­ficación en base a la identificación con sus "cap­tores intelectuales", sino por el contrario, por los beneficios que recibió directa o indirectamente durante la dictadura estronista. Esa es la causa para que evite hablar sobre el tema en los medios paraguayos, incluso en debates públicos organi­zados por los medios dentro del marco electoral. Es decir, pertenece a quienes se embanderaron bajo el lema "Con Stroessner vivíamos mejor", válido para "con Pinochet vivían mejor, los chi­lenos", dadas las "importantes obras" que reali­zaron los dictadores.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Habría que preguntarle al precio de cuán­tas vidas, libertades, torturas, desapariciones, exilios y otras atrocidades se cotiza el kilóme­tro cuadrado de construcción, incluyendo las coimas características de los dictadores y sus paniaguados, aunque lo de pan y agua se quede bastante corto.

Justificar es una forma más o menos esquiva –o para usar el popular vernáculo ñembotavy– de hacerse el tonto para evitar exponer posicio­nes coherentes con el discurso de un candidato a presidente en un país democrático. Es decir, usar un discurso mentiroso ante el electorado.

Dentro de este síndrome, habría que pregun­tarle cómo Paraguay puede alcanzar una "demo­cracia pluralista", como propone Marito en la entrevista, justificando las criminales dictadu­ras de la región, es decir el pasado totalitario que todavía aflora amenazante en muchos de nues­tros países.

Valga informar, de paso, que desde hace casi tres décadas, Paraguay goza de una "democra­cia pluralista", aunque arrastrando aún lacras de autoritarismo, ya que según su declaración en la entrevista, ese parece ser el objetivo democrá­tico que Benítez proclama. Y que gozamos de esa democracia gracias a la sublevación que derrocó a Stroessner y que permite candidatarse incluso a nostálgicos de las dictaduras, como él.

Dejanos tu comentario