Los vínculos diplomáticos entre el Estado de Israel y la República del Paraguay nunca habían pasado por un periodo tan fructífero, especialmente en materia diplomática; una instancia que, a su vez, permite abrir un abanico de oportunidades de intercambio en diversas áreas, como el económico o el cultural.
Vale la pena recordar que Paraguay tuvo una decisiva intervención en el nacimiento de este Estado. Fue en 1947 cuando representantes diplomáticos de nuestro país, junto a otras 32 legaciones de todo el mundo, votó a favor del plan de partición para Palestina, que fue una iniciativa de la novel Organización de las Naciones Unidas (ONU), que acababa de nacer hacía apenas dos años antes, luego del horror de la Segunda Guerra Mundial. De aquel tiempo a esta parte, solamente en un período de 10 años (entre el 2002 y el 2013) no hubo relaciones diplomáticas directas ya que por una cuestión presupuestaria ambos países habían decidido cerrar su embajada permanente, tanto en Asunción como en Tel Aviv.
Sin embargo, merced al afianzamiento de Paraguay en el escenario político internacional, respaldado por un gran atractivo y un peso económico importante a nivel regional de nuestro, en los últimos cuatro años, desde la asunción de Horacio Cartes al poder, se han producido vertiginosos cambios –positivos- en el vínculo entre paraguayos e israelíes. El cambio de actitud de Asunción se tradujo en la adopción de un tono excepcionalmente fraterno en los foros internacionales y también ha significado un apoyo irrestricto y benevolente del Paraguay en la diplomacia, que en muchos casos se abstuvo o votó en contra de resoluciones que chocaban con los intereses israelíes, tanto en Naciones Unidas, así como en ámbitos regionales.
Tal ha sido el nivel de incremento de las relaciones que hace poco más de un año, el propio Cartes realizó una visita de Estado al país de Medio Oriente, en lo que significó una gira histórica, ya que era la primera vez que un presidente paraguayo hacía una visita oficial al país hebreo. En aquella oportunidad, Cartes y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, entre varios aspectos tratado en aquella ocasión, los mandatarios habían firmado un memorándum de entendimiento por el cual, el gobierno asiático se comprometía a dar cooperación tecnológica a nuestro país.

Este cambio de actitud, especialmente del Gobierno paraguayo, ha sabido encontrar agradecimiento de parte de Jerusalén.

Hoy, estos acuerdos no solo han permitido consolidar los lazos e impulsado un incipiente pero sostenido intercambio comercial (la carne es el principal producto paraguayo que va al mercado israelí), sino también ha echado las bases para ampliar y fortalecer la cooperación entre los dos países.
Esto puede deducirse con la reciente entrevista que realizaron Cartes y Netanyahu, en la capital argentina, donde el premier israelí llegó por primera vez esta semana. En esa cita en Buenos Aires, el gobernante israelí ratificó que Cartes “es un amigo de Israel” y agradeció el permanente apoyo paraguayo a nivel internacional. Y hasta comprometió una visita de Estado que de concretarse a nivel de las cancillerías podría darse en el 2018.
No cabe duda que la alianza con Israel puede rendir beneficios para nuestro país, especialmente en cooperación militar, de inteligencia, seguridad, así como en temas agrícolas, o de provisión de sistema de riego, aspectos que el país asiático conoce muy bien y tiene una larga experiencia.
Más allá de que se produzca un incremento en la cooperación es innegable que esta alianza puede traer beneficios a nuestro país, principalmente en lo que concierne a asuntos de seguridad, comercio, soluciones energéticas o desalinización de agua.
Nunca antes en estos 71 años de creación de Israel, las perspectivas en las relaciones bilaterales con el Paraguay fueron tan positivas y tangibles. Es tiempo de capitalizar las oportunidades que busquen el progreso real de los pueblos.

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