• POR MICHAEL J. DE LA MERCED AND DON CLARK

El 5 de febrero, Broadcom elevó su oferta para adquirir Qualcomm, su rival en la fabricación de chips, a cerca de 121.000 millones de dólares, con el objetivo de presionar más a Qualcomm para que acepte la que sería la adquisición más grande en la historia de la industria tecnológica y una que podría afectar el futuro de los teléfonos inteligentes.

En la oferta de 82 dólares por acción (superior a los 70 dólares que había ofrecido con anterioridad), Broadcom subió su apuesta un mes antes de la reunión anual de accionistas de Qualcomm, en la cual espera disolver todo el consejo de administración. La oferta, según Broadcom, es “la mejor y la última” que hace.

“Cualquier consejo de administración razonable consideraría lo que hemos ofrecido”, comentó por teléfono Hock Tan, director ejecutivo de Broadcom.

El movimiento de Broadcom crearía un gigante tecnológico cuyos productos se utilizarían en casi todos los teléfonos inteligentes del mundo. Sin embargo, sigue en el aire si se logrará el acuerdo: los líderes de Qualcomm se oponen con vehemencia, mientras que los analistas han dicho que, aun si los accionistas aprobaran el acuerdo, podría ser rechazado con base en fundamentos antimonopólicos.

La batalla enfatiza la creciente importancia de la tecnología de semiconductores en todo tipo de dispositivos modernos, a pesar de que el costo cada vez más elevado de desarrollar chips de computadoras reduce la cantidad de productores a una élite adinerada. El 5 de febrero, la Asociación de la Industria de Semiconductores mencionó que en el 2017 las ventas de chips a nivel mundial se dispararon un 21,6%, a 412.200 millones de dólares.

Los consumidores tienen algo en juego en la disputa, pues es probable que Qualcomm esté íntimamente ligada con el rendimiento de los teléfonos del futuro –en particular una nueva generación de tecnología inalámbrica llamada 5G– y los precios que podrían pagar los usuarios.

Qualcomm desarrolló una tecnología que se volvió una de las bases de todas las comunicaciones celulares digitales; esto permitió a la empresa vender chips y cobrar derechos de patente por casi todos los teléfonos inteligentes que se hayan vendido. Ese modelo generó un flujo de ganancias que Qualcomm invirtió en el desarrollo de las nuevas generaciones de chips inalámbricos, así como en los microprocesadores encargados de los cálculos en los dispositivos móviles.

Esos chips sirvieron para que Apple convirtiera el iPhone en uno de los productos más lucrativos en la historia de la tecnología de punta. Sin embargo, Qualcomm también ayudó a Samsung Electronics, la empresa sudcoreana, y a varios competidores chinos, los cuales produjeron en masa una cantidad abrumadora de rivales del iPhone pero de bajo precio, y fabricaron teléfonos inteligentes accesibles para muchas más personas. Hace un año, Apple demandó a Qualcomm, atacando las prácticas de concesión de licencias a las que también se han opuesto las autoridades regulatorias de EEUU, Europa y Asia.

El 5 de febrero, Broadcom buscó adquirir el modelo de negocios de Qualcomm con una presentación de muchas diapositivas y señaló que buscaría hacer las paces con Apple, un cliente importante para Broadcom en otros tipos de chips inalámbricos. Sin embargo, algunos de los principales fabricantes chinos han expresado su preocupación sobre el acuerdo, pues tomaron en consideración que Broadcom tiene antecedentes de recortar gastos en investigación y elevar los precios de los chips. Ahora también parece que Samsung está del lado de Qualcomm, la cual anunció la semana pasada un nuevo acuerdo de patentes con la empresa sudcoreana y la aprobación de esta para dejar de oponerse a Qualcomm en los procesos judiciales en el país.

De manera constante, el equipo directivo y el consejo de administración de Qualcomm han argumentado que la iniciativa de adquisición de Broadcom es oportunista, ya que llegó durante la violenta batalla legal con Apple, además de que la oferta es demasiado baja.

No obstante, el ajuste en la oferta podría tentar a los accionistas para que soliciten a los ejecutivos de Qualcomm comenzar las negociaciones. La semana pasada, Qualcomm reportó una caída del 96% en el ingreso operativo, ya que Apple se ha negado a pagar algunas comisiones por la concesión de licencias. La empresa también está sufriendo para completar su propia oferta pública de adquisición del fabricante de chips NXP Semiconductor, debido a que los inversionistas de esa empresa recularon.

Para Tan, quien fundó Broadcom hace casi una década a partir de una serie de adquisiciones, él y su equipo pueden resolver los problemas que Qualcomm no ha podido resolver por sí sola.

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"Respetamos mucho la tecnología y la innovación involucradas en la tecnología 5G", comentó. "Pero, con base en nuestra historia, creemos que podemos hacer mucho más".

El 5 de febrero, Broadcom hizo más que elevar su oferta. También prometió pagar un honorario pagadero "significativo" si los reguladores vetaban el acuerdo, así como un pago adicional en efectivo si las dos empresas no cerraban la transacción un año después del anuncio. Asimismo, la empresa se comprometió a realizar otras medidas para cerrar el acuerdo, entre ellas vender los negocios que se superpusieran.

Estas propuestas tienen como objetivo enfatizar el compromiso de Broadcom con el acuerdo. Tal tipo de garantías podrían ser importantes, debido a los cuestionamientos entre los analistas y los inversionistas respecto de si una combinación podría obtener la aprobación de las autoridades regulatorias.

Tan argumentó que Broadcom había tenido pláticas constructivas con los reguladores de todo el mundo, y que su empresa tenía un historial de cerrar acuerdos rápidamente. También desestimó las repetidas inquietudes de Qualcomm sobre los asuntos antimonopólicos.

"Con base en lo que ha dicho Qualcomm los últimos seis meses, se han quedado cortos en concretar y se han estancado en la retórica", mencionó Tan.

En un comunicado, Qualcomm señaló que estaba considerando la nueva oferta.  Broadcom también aseguró que retiraría su oferta si Qualcomm reprogramaba su reunión anual de accionistas a celebrarse el 6 de marzo, o si pagaba más de 110 dólares por acción a NXP, la oferta que ya había realizado.

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