• POR ALEXANDRA STEVENSON
  • HONG KONG

El auge del internet chino ha tratado bien a Sina. Tal vez podría haberle ido mejor, según protesta uno de sus inversionistas estadounidenses.

Las acciones que cotiza Sina en Nueva York están experimentando una buena racha y el servicio Weibo de la empresa es una de las plataformas de redes sociales más populares en China. Esta situación se debe a la misma explosión que elevó a empresas chinas como Alibaba Group y Tencent Holdings al mismo estatus de Amazon y Facebook en términos de valor en el mercado bursátil.

Sin embargo, Sina está envuelta en una situación inusual para una empresa que cuenta con un precio de acciones en aumento: una lucha por el control. Aristeia Capital, un fondo de cobertura con sede en Connecticut, está cabildeando entre los accionistas de Sina para que respalden a sus dos candidatos a la junta directiva de la empresa: un intento de sacudir el negocio de Sina y brindar mayores ganancias a los accionistas. Esta semana, los otros accionistas van a intervenir: el viernes, darán sus votos antes de que empiece una reunión de accionistas.

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Las luchas por el control de la mayoría de votos no son poco comunes, pero es la primera vez que sucede entre una empresa china y un inversionista estadounidense, según testimonios que obtuvo el proveedor de información FactSet. Además, la campaña ha servido para enfatizar los límites de la propiedad extranjera en las empresas chinas de internet.

Sina, una de las primeras empresas tecnológicas de China en cotizar sus acciones en Nueva York, ha llamado "interesado" a Aristeia y señaló que el fondo de cobertura ignoraba el funcionamiento del sector del internet en China.

A su vez, Aristeia, fondo que administra 3.000 millones de dólares en inversiones, ha acusado a Sina de "no lograr mantener los estándares que se esperan de la junta directiva de una empresa pública que cotiza en Estados Unidos".

Los inversionistas extranjeros parecen mucho menos preocupados de cualquier falta de control o fallas en el gobierno corporativo siempre y cuando el mercado sirva de indicador. Las acciones de esas empresas tienen una buena racha en todo el mundo, pues los consumidores chinos consistentemente utilizan sus teléfonos inteligentes para comprar electrónicos, hacer las compras de la semana, realizar inversiones, jugar y buscar gente para citas románticas.

Con más de 700 millones de usuarios, China es el mercado de internet más grande del mundo. Weibo tiene un promedio de 313 millones de usuarios al mes.

Sin embargo, algunos inversionistas se están quejando de manera discreta sobre las prácticas del gobierno corporativo.

Las empresas chinas que cotizan sus acciones en Estados Unidos no se atienen necesariamente a las reglas estadounidenses. La mayoría está incorporada a jurisdicciones regulatorias laxas como las islas Caimán.

Como resultado, las empresas de China suelen comportarse de manera distinta. Aunque la junta directiva de Sina se reúne una vez al año –una norma para Estados Unidos–, algunos de sus pares no hacen lo mismo. Baidu, el gigante de los buscadores, no ha tenido una reunión anual de accionistas desde el 2008. JD.com, el minorista en línea, nunca ha sostenido una.

"Los inversionistas se han empezado a hartar un poco de que las empresas como Baidu y JD.com no tengan asambleas generales", señaló Jamie Allen, secretario general de la Asociación de Gobierno Corporativo Asiático.

Un vocero de JD.com declaró lo siguiente: "Los inversionistas aprecian nuestra sinceridad tanto en las teleconferencias de inversores como en el compromiso que demostramos a lo largo del año. Prácticamente no se nos había llamado la atención respecto de este problema, si es que alguna vez había sucedido". Baidu no respondió a la solicitud para realizar comentarios.

Los inversionistas extranjeros también suelen tener menos protecciones de accionistas. Para que las inversiones foráneas eviten las restricciones chinas en industrias delicadas, muchas empresas utilizan una estructura legal complicada, llamada "entidad de interés variable" (VIE, por su sigla en inglés). Según estos acuerdos, los accionistas tienen derecho a las ganancias de una empresa, pero no tienen control de los activos clave, lo cual hace que lo más probable sea que queden expuestos si la empresa se mete en problemas o si el gobierno chino declara que la estructura es ilegal.

Sina fue un participante clave en el surgimiento del internet en China, pues fue una fuerza económica y social. Su servicio Weibo, al que alguna vez los críticos tacharon de ser una imitación de Twitter, ha crecido en tamaño y funcionalidad a tal punto que en la actualidad es una fuente obligatoria de lectura para mucha gente.

Incluso después de que el gobierno chino frenó las discusiones controvertidas o políticas en Weibo, la plataforma sigue siendo una fuente importante de lectura. Actualmente, Weibo tiene su propia cotización, mientras que Sina posee una participación de 46%. Las otras operaciones de Sina incluyen noticias y entretenimiento en línea.

Esta cotización por separado ayudó a disparar la pelea con Aristeia. Hasta la fecha, las acciones de Sina han aumentado casi 75% este año. No obstante, el rendimiento de Weibo ha sido mejor, con el valor de las acciones a más del doble. Con base en los valores de los mercados bursátiles, Weibo vale el doble que Sina: una brecha que implica una administración mediocre y un gobierno corporativo deficiente, según Aristeia.

Sina utiliza una estructura VIE. Solo un lugar de los cinco directores está disponible cada año. El presidente y director ejecutivo, Charles Chao, tiene un puesto permanente; los otros miembros tienen periodos de cuatro años.

Aristeia está presionando para tener representación en la junta directiva, con el fin de que los directores consideren medidas que pudieran dar más dinero a los accionistas. Entre estas se encuentran una venta o una fusión de Sina o Weibo, o una readquisición de las acciones por parte de la gerencia.

Sina asegura que no servirá ningún acuerdo que proponga Aristeia por las complicadas reglas de telecomunicaciones y medios que tiene China. Alibaba, el gigante chino del comercio electrónico, también tiene una participación en Weibo, lo cual complica aún más sus opciones, afirmó Sina.

"Invertir tiempo, recursos y capital con el objetivo de buscar una transacción que tenga una alta probabilidad de fracaso, en vez de oportunidades de crecimiento gradual o de creación de valor, no es benéfico para los accionistas de Sina", señaló Sina en un comunicado.

Hay algunas personas externas a la empresa que no coinciden. "Creo que Sina ha hecho de Weibo un activo muy valioso que no se refleja en el precio de sus acciones", señaló Randy Gelber, un director general de UBS, el banco suizo.

"Parece que los dos lados deben llegar a un punto medio para que puedan obtener ese valor", afirmó.

Dos asesores apoderados –Glass Lewis & Company y International Shareholder Services (ISS, por su sigla en inglés)– han dado peso a los argumentos de Aristeia. Glass Lewis recomendó que Sina expandiera su junta directiva para permitir que entren los nominados de Aristeia, e ISS recomendó a los accionistas de Sina que apoyaran a uno de los dos nominados.

"Un análisis de los argumentos revela que hay razones convincentes para que los accionistas busquen cambios en la empresa", aseguró ISS.

La lucha se está viendo de cerca en un momento en el que los activistas estadounidenses están llevando su estrategia agresiva a Asia. El año pasado, Daniel S. Loeb, uno de los activistas que más ha levantado la voz, se anotó una victoria en una campaña por un cambio en el conglomerado japonés propietario de la cadena de tiendas de autoservicio 7-Eleven. En Corea del Sur, el activista Paul Singer y su firma de fondos de cobertura, Elliott Management, se pelearon con Samsung Electronics y Bank of East Asia en Hong Kong.

Todo esto se está dando poco a poco también a medida que el gobierno chino busca tener un papel más activo en la manera en que son administrados los gigantes corporativos.

Incluso si Aristeia sale victorioso, la verdadera prueba será ver si sus candidatos son capaces de impulsar cambios desde el interior.

"La pregunta es si los miembros de la junta directiva serán capaces de hacer algo más que entrar y salir de reuniones", comentó Paul Gillis, profesor de la Escuela de Administración Guanghua de la Universidad de Pekín.

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