• Por Emma Paoli
  • Dra. en Ciencias de la Educación
Una institución educativa no puede estar desconectada del entorno cultural. Es más, la promoción y protección cultural deben ser de los focos de atención de toda actividad de las instituciones de todos los niveles.
El eje en relación a esta afirmación tiene que girar sobre acciones concretas que permitan tanto a la comunidad educativa como a la sociedad toda fortalecer su propia cultura, sobre todo en una nación como la nuestra, afectada por golpes socioculturales y por un sistema educativo que genera enormes vacíos.
El arte, hay que resaltar, es la expresión más elevada del ser humano. Cuando es estimulado de manera temprana y consistente, forma personas creativas, capaces de hacer y rehacer, de cuestionar, de encontrar repuestas, de descubrir formas, relaciones, estructuras, y de pensar.Y esa es una de las funciones de las instituciones educativas, que no deben cerrar los ojos a estas necesidades y apostar con fuerza a toda promoción cultural.
El ser humano está ávido en la búsqueda de una expresión creadora, pero debe ser permanentemente estimulado. El hombre se conecta con su ambiente a través de los sentidos e inicia un importante proceso de recopilación de información para aprender; esto le predispone a desarrollar una sensibilidad perceptiva extraordinaria que le permite encontrar de manera eficaz soluciones creativas en todos los ámbitos de su actividad ¿No es esto lo que debe buscar una institución educativa?
Es decir, tenemos que resaltar que en la medida que se promueva el arte, el ser humano desarrollará con mayor fuerza su creatividad. Ahí radica la importancia que la educación artística sea parte esencial del aprendizaje en todos los niveles; esto es vital en todas las sociedades, porque proporciona la oportunidad para ejercitar la flexibilidad mental, incentiva la capacidad de actuar y redefinir, atributos que son imprescindibles en una sociedad donde el cambio es lo constante.

Además de hacer permear el arte internamente en las instituciones, como decíamos al principio, estas no deben estar ajenas a tu entorno, por lo que deben involucrarse decididamente en acciones culturales impulsadas por entes externos, sean estas públicas, privadas o sociales. Apoyar el esfuerzo de quienes promueven el arte y la cultura también debe ser tomado por las instituciones como un compromiso para con sus estudiantes y la sociedad misma.

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