• Por Jorge Torres Romero
  • Periodista
Leandro Prieto, consultor político de la empresa EcoDat, firma abocada a la elaboración de sondeos y mediciones, en una entrevista en radio Uno declaró que el trabajo del encuestador se resume en un 20% de técnica y un 80% de honestidad.
En este tiempo electoral donde abundan las mediciones, la famosa fotografía del momento, la temperatura electoral actual, las encuestas en general gozan de una pésima reputación. Y no es para menos, si nos ponemos a observar algunos resultados de los trabajos anteriores de los que hoy se siguen ofertando como los grandes profesionales de este rubro, Arnaldo Samaniego seguiría siendo intendente de Asunción, Mario Abdo Benítez, presidente de la ANR o Efraín Alegre, presidente de la República.
Lo de la honestidad en este negocio es categórico, es inentendible que muestreos recogidos en el mismo tiempo y en la misma zona arrojen resultados tan variables que superen hasta el 10% entre una medición y otra, muy por encima de los márgenes de error.
Incluso los mismos consultores de EcoDat recientemente rechazaron una atractiva oferta económica por un trabajo que les exigía entregarlo en menos de 20 días. Lo rechazaron porque consideraron poco tiempo para entregar un informe confiable técnicamente, mientras que otros lo hubieran tomado sin ningún rubor sin importarles las consecuencias más allá de los resultados, con el solo fin de lucrar. Total la técnica conlleva 20% de la tarea y ese 80% de honestidad en este país es negociable.
Y como todo es negociable, ese nivel de credibilidad es relativizado hasta por los mismos medios de comunicación que contratan los servicios de las encuestadoras, siempre y cuando respondan a sus intereses del momento o mejor dicho a sus candidatos del momento.
De esta forma hemos degenerado un instrumento científico (mediciones) para convertirlo en una herramienta de mera propaganda electoral, utilizada por todos los sectores, quizás con algunas excepciones.
La semana pasada con los números arrojados por la firma ProLogos Consultores, de Jorge Nicosia, muchos se detuvieron a pretender descalificar el trabajo por la simpleza del redondeo de los decimales que en la sumatoria arrojaron el 101%. Es decir, se detuvieron en este mínimo detalle y no dijeron una sola palabra acerca de los garrafales errores cometidos por otras empresas, en forma consecutiva incluso, y con abismales diferencias numéricas mucho más graves del redondeo de decimales.
A juzgar por los números expuestos por ProLogos en elecciones anteriores (nacionales y municipales), cuyas mediciones reflejaron finalmente los resultados electorales debería ser mucho más confiable que otras que la pifiaron de acá a la Luna. Pero en la guerra política nuestra, este es un dato intrascendente y lo que destacan, incluso los iluminados periodistas, son los redondeos de decimales.
El tema de las encuestas es otro ejemplo de lo degradado que está todo en nuestro país en cuanto a manipulación de instrumentos que deberían arrojar certezas a los electores. Se da lamentablemente lo que se repite a menudo en Paraguay: “Acá nadie gana ni pierde reputación”.
Mientras esta siga siendo nuestra lógica seguiremos en el fango. La relativización de los hechos, la indignación selectiva y esa particular manera de quedarnos en las discusiones estériles de forma (el atajador de paraguas, los decimales, la Kachorra, el progay versus el profamilia, etc.) y no vayamos a las cuestiones de fondo, el político corrupto seguirá recibiendo votos, el periodismo manipulador seguirá siendo leído y seguiremos sin ir a un mundial. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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