Por Alex Noguera

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¿Se puede robar lo que no existe? La primera respuesta es no, definitivamente no. Eppur si muove (y sin embargo se mueve), como dicen que dijo Galileo Galilei cuando la Santa Inquisición le preguntó si se retractaría sobre su forma de pensar… o le darían un pasaje de ida al otro mundo, y en tercera clase. De lo peor.

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Sobre esa pregunta giraba la discusión de dos borrachitos que debatían sobre temas tan profundos y trascendentes que solo el alcohol era capaz de hacerles alcanzar. Las posiciones eran antagónicas: El aprendiz decía que no y el maestro, que sí.

-Es imposible robar lo que no existe.

-Sí, se puede.

– ¿Y cómo?

– Mirá. Fijate nomás, es como los ciberataques. Hace poco los hackers secuestraron información de las empresas y después pedían rescate por ella. Esos datos no están escritos en ningún libro, en ningún cuaderno ni papel. Ni siquiera están en la computadora, sino en un sitio virtual que no existe, en una nube.

-Mentira, en todo el universo no existe una nube que esté escrita.

-Para que entiendas, meté la mano en tu bolsillo. Sacá dos billetes: uno de G. 2.000 y otro de G. 5.000. Fijate. Los dos tienen el mismo tamaño, la misma cantidad de tinta, el mismo peso, pero con uno podés comprar un vino en cartón y con el otro no. ¿Entendés?

-No.

-¡Mozo! Traé otro vino, que mi amigo te va a pagar. Así va a comprender lo que le quiero decir.

Presuroso, el mozo cumplió con el pedido y como por arte de magia, hizo desaparecer el billete de la mano del desconcertado aprendiz.

-Mirá profe, esta lección está muy difícil porque todavía no entiendo y ya me resulta medio carita.

-Atendé bien. Cuando nació el dinero comenzaron los problemas. La tasación del billete no está dada por el material del que está hecho, sino por el valor que se le da. Por ejemplo, si yo tengo dos cheques en blanco y en uno escribo G. 1.000 y en el otro G. 100.000.000 y te los doy, ¿qué pasa cuando te vas al banco y presentás al cajero? Te dan mil guaraníes, ¿verdad? Pero si te vas con ese mismo papelito que dice 100 millones y presentás en ventanilla, ¿qué pasa?

-Te vas preso porque tu cheque no tiene fondo.

-¡Noooooo! Hipotéticamente te tienen que dar 100 millones, a pesar de que los papelitos que presentaste eran igualitos. A eso se le llama moneda. Se da valor a algo que no existe y está respaldado por oro en algún banco. Cada país respalda su moneda y así los billetes tienen valor.

-Vos serás muy entendido, profe, pero el oro existe, así que se puede robar. Los billetes también existen y se pueden robar, así que tu teoría de que se puede robar lo que no existe todavía no me convence.

Los ojos del maestro echaban fuego de impotente furia. Le decían a su aprendiz cuánto le hubiera gustado que sea Galileo, así él podría ser la Santa Inquisición y le apretaría del cuello para ver cuántos Eppur "se moverían" de su boca. ¡Bruto! ¡Inculto! ¡Animal! ¡Beodo! Bueno, beodo no porque eso es un arte, pensaba el maestro mientras carraspeaba las uñas sobre la mesa del bar en evidente señal de frustración. Fue cuando se le encendió la lamparita y contraatacó.

-¿Sabés con qué debían pagar los extorsionados en los ciberataques?

-Claro, profe –respondió el artista del trago, aunque aprendiz todavía–. Con Bitcoins, murmuró.

-Muy bien. ¿Y vos viste alguna vez esa moneda?

-No.

-¿Ves?

-Y no.

-¿Cómo van a pedir que paguen el rescate de esa información que está en un sitio que no existe, pero que está, con una moneda que no existe, pero que circula?

-¡Ahhhh! Ahora síííí. Sos un genio, querido profe. Es como en Piratas del Caribe. Jack Sparrow es capitán, pero no tiene barco. Se va hasta el fin del mundo, pero no se puede ir al fin del mundo porque si existe el fin del mundo ya no hay mundo. Así, es muy claro. Me hubieras explicado así y nos entendíamos antes.

-¿De qué capítulo me estás hablando? Me parece que ese no vi todavía. Tenés que dar ejemplos más sencillos, como los de La Guerra de las Galaxias, que comenzó con el episodio 4, después vinieron el 5 y el 6 para continuar después con el 1, el 2 y el 3. Así no se marea a nadie.

En eso entra una rubia despampanante de muy dudosa reputación y al pasar le guiña el ojo al aprendiz.

-Profe, tenés razón. Ella me acaba de explicar tu teoría de que se puede robar lo que no existe.

-Pero ni siquiera te habló.

-No hizo falta. Al pasar ella se llevó mi alma. Antes para mí no existía el amor, y ahora ella me lo robó todo.

Moraleja: La mujer es más capaz que la más profunda de las ciencias: puede robar lo que no existe. Y también el corazón.

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